
Samsung ha decidido retrasar la apertura de su gigantesca fábrica de semiconductores en Taylor, Texas, debido a la falta de pedidos suficientes por parte de los clientes. La instalación, que comenzó a construirse en 2022 con una inversión inicial de 17.000 millones de dólares, estaba destinada a fabricar chips en proceso de 4 nm. Sin embargo, el mercado ha evolucionado y ahora muchos clientes exigen tecnologías más avanzadas, lo que ha obligado a Samsung a replantear la estrategia y adaptarla al nodo de 2 nm.
Esto implica un cambio profundo en la planificación del proyecto, ya que el nodo de 2 nm requiere maquinaria mucho más sofisticada, tiempo adicional de instalación y un coste significativamente mayor.
De los 4 nm a los 2 nm: un salto necesario pero costoso
La obra de la fábrica Taylor ya se encuentra al 92% de finalización, pero la fecha de apertura ha pasado de abril a octubre de 2024, y probablemente se extienda hasta 2026. La causa principal: Samsung no quiere equipar la planta sin tener pedidos firmes que justifiquen el arranque de producción.
El paso más crítico es la fase de “equipamiento”, en la que se deben instalar máquinas de litografía ultravioleta extrema (EUV). Estas herramientas son esenciales para imprimir patrones de circuitos extremadamente finos en obleas de silicio. Pero son delicadas, costosas y complejas de calibrar, especialmente en nodos tan avanzados como 2 nm.
TSMC ya produce en EE. UU. y lidera el mercado
Mientras tanto, TSMC avanza con paso firme. Su planta de 4 nm en Arizona ya está operativa y completa en pedidos hasta 2027, con clientes de la talla de Apple, AMD, NVIDIA y Qualcomm. TSMC mantiene un 68% de cuota en el mercado global de fundición, frente al 7,7% de Samsung, una brecha que sigue ampliándose.
Este retraso evidencia los desafíos logísticos y estratégicos que enfrenta Samsung para posicionarse como alternativa real frente al gigante taiwanés.
Geopolítica, subvenciones y una carrera contrarreloj
La fábrica de Taylor forma parte del plan de Samsung para acceder a los 6.600 millones de dólares del programa CHIPS Act del gobierno estadounidense. Si no se pone en marcha antes de cierto plazo, podría perder parte de ese incentivo. Además, las restricciones de EE. UU. a China han complicado el acceso de Samsung a un mercado clave, mientras China acelera su propia industria de chips de cara a 2030.
Por si fuera poco, problemas de rendimiento en las líneas de producción y tasas de error elevadas han obligado a Samsung a reorganizar equipos técnicos para mejorar procesos.
Pese a todo, la compañía surcoreana mantiene su compromiso de abrir la fábrica, pero ha optado por una estrategia cauta, sin precipitar la inversión final hasta asegurar clientes.
Vía: Guru3D