La firma Samsung ha enviado una señal clara al sector de los semiconductores con la presentación del Exynos 2600, su nuevo SoC fabricado mediante un proceso de 2 nm GAA. Más allá del avance tecnológico, el anuncio refleja un movimiento estratégico orientado a recuperar control sobre su plataforma de silicio y disminuir la dependencia de soluciones externas en futuras generaciones de smartphones Galaxy.
Este paso se produce en un contexto marcado por el aumento de costes en SoC de terceros y por la necesidad de Samsung de mejorar márgenes, optimizar integración y reforzar su posición tanto como fabricante de dispositivos como dentro del sector de semiconductores, donde la competencia en nodos avanzados es cada vez más intensa.
Dependencia de Qualcomm y presión económica
Uno de los principales motores de esta estrategia es la relación con Qualcomm, cuyo acuerdo vigente condiciona el reparto de plataformas en la gama alta de Samsung. Según estimaciones previas, alrededor del 75% de los Galaxy S26 integrarían el Snapdragon 8 Elite Gen 5, mientras que el Exynos 2600 quedaría reservado para el 25% restante.
Este desequilibrio tiene un impacto directo en costes. El Snapdragon 8 Elite Gen 5 tendría un precio aproximado de 280$ (~238€) por unidad, y las previsiones apuntan a que su sucesor podría superar los 300$ (~255€). Este escenario refuerza el interés de Samsung por reducir pagos de licencias, ganar independencia tecnológica y amortiguar el incremento de precios en futuras generaciones.
Rendimientos de fabricación y expansión de Exynos
Para que esta transición sea viable, Samsung debe superar uno de los retos históricos de la familia Exynos: los rendimientos de fabricación. Cuando el Exynos 2600 habría entrado en producción en volumen, las cifras se situaban en torno al 50%, un nivel todavía limitado para una adopción masiva en la gama alta.
La compañía confía en que nuevas optimizaciones del proceso de 2 nm GAA permitan mejorar progresivamente estos valores. El objetivo a medio plazo es claro: aumentar la presencia de Exynos en un mayor número de smartphones Galaxy y reducir el peso de plataformas externas en generaciones posteriores, como la futura familia Galaxy S27.
En este contexto cobra relevancia el desarrollo del Exynos 2800, que podría convertirse en el primer SoC de Samsung en integrar CPU y GPU diseñadas íntegramente en casa, consolidando una estrategia de silicio más vertical y menos dependiente de socios externos.
GPU propia, RDNA personalizada y hoja de ruta de 2 nm
En el apartado gráfico, Samsung ya ha dado un paso relevante con el Exynos 2600, que incorpora la Xclipse 960, la primera GPU basada en una arquitectura RDNA 4 personalizada desarrollada junto a AMD, conocida internamente como MGFX4. Este avance supone un punto de inflexión para Exynos, tradicionalmente cuestionado en rendimiento gráfico frente a soluciones rivales.
Desde la perspectiva de fundición, Samsung también busca reforzar su posición competitiva. La compañía habría completado el diseño base de la segunda generación de su proceso de 2 nm GAA y ya trabaja en una tercera iteración denominada SF2P+, cuya implementación estaría prevista en un plazo aproximado de dos años. Este calendario subraya la ambición de Samsung por mantenerse en la vanguardia del sector de semiconductores.
En conjunto, el Exynos 2600 no representa solo un salto técnico, sino un movimiento estratégico destinado a recuperar control, reducir costes estructurales y reforzar el papel de Samsung en el desarrollo de SoC propios para sus dispositivos de próxima generación.
Vía: Wccftech


















