He probado la secuela de Daymare: 1998, un título modesto, pero con una esencia clásica de survival horror que enamoró a muchos.
La historia de Daymare: 1998 es bastante curiosa. Nació como un remake fan de Resident Evil 2 llamado Reborn, el cual captó la atención de la propia Capcom que decidió invitar a Invader Studios, creadores de Daymare, a sus oficinas de Osaka.
El estudio recibió una mala y una buena noticia; la mala fue la “invitación” por parte de Capcom para cesar el desarrollo de dicho remake por cuestiones evidentes de copyright. La buena es que estaban tan sorprendidos por el cariño y el talento que estaba demostrando Invader Studios por resucitar su clásico que se ofrecieron a ayudarles en el desarrollo de su título bajo una IP original llamada Daymare: 1998.
Daymare: 1998 era claramente un tributo a los survival horror de los 90, en especial a Resident Evil con algunas referencias nada disimuladas y pese a contar con algunos conceptos jugables interesantes y en general ser un juego divertido dentro del género, no podía esconder su escaso presupuesto, limitando algunos aspectos del juego que le impidieron destacar.
Este año se lanzará su precuela, Daymare: 1994 Sandcastle y aunque no tenemos fecha confirmada para la versión final del juego, he podido probar una demo de unos 40 minutos para comprobar que puede ofrecer esta nueva entrega de la saga en la que encarnaremos a Dalia Reyes, perteneciente al grupo H.A.D.E.S en su misión a través de un laberíntico complejo de investigación militar lleno de criaturas en el que podremos reconstruir el pasado de algunos personajes de Daymare: 1998.
Vale, sé que es una obviedad deciros que lo primero que notamos al sumergirnos en un nuevo juego de cualquier saga tras unos años, es el salto gráfico que haya sufrido (o no) desde su última entrega, pero es que en el caso de Daymare: 1994 es simplemente abismal con respecto a su predecesor, haciendo uso de Unreal Engine 4 el estudio ha conseguido un resultado francamente llamativo. Ojo, no estoy diciendo que el juego sea un portento gráfico o que pueda mirar de tú a tú a grandes superproducciones de estudios triple A, pero si echamos la vista atrás hasta su predecesor parece que estemos ante juegos de generaciones diferentes, luciendo incluso algunos efectos que sí se notan a un buen nivel como los reflejos o la iluminación del escenario. Sin duda esta demo deja de primeras una contundente declaración de intenciones: ser mucho más ambicioso que el primer título a nivel gráfico.
En lo que respecta a la jugabilidad, Daymare: 1994 Sandcastle vuelve a hacer lo que hizo su predecesor; fijarse en Resident Evil 2 pero, en esta ocasión en su excelente (y oficial) remake lanzado en 2019. Esto es algo que notaremos en cuanto empecemos a movernos por el escenario: la cámara, las animaciones, controles, todo es muy similar al título de Capcom aunque por supuesto Invader Studios ha querido dar su propio toque personal.
Las principales novedades que hemos podido probar en esta demo serán un escáner para examinar e interactuar con ciertos objetos del escenario, así como resolver puzles, que volverán a hacer acto de presencia, aunque en esta prueba no se hace mucho uso de ello y la más interesante: el cañon Frost Grip, un dispositivo en nuestra muñeca con el que podremos lanzar un proyectil de hielo o un chorro constante que utilizar para congelar ciertos elementos del escenario o apagar incendios y seguir avanzando y por supuesto, para combatir.
Evidentemente en un survival horror como este teníamos que enfrentarnos a criaturas de pesadilla y en Daymare: 1994 Sandcastle hemos podido conocer a una especie de “zombies eléctricos” realmente agresivos y con la capacidad de moverse MUY rápido empleando una especie de dash. Por si esto no fuera poco, al acabar con uno de estas criaturas, dejará un residuo eléctrico temporalmente que, de entrar en contacto con otro enemigo, podrá fortalecerlo aumentando su agresividad y su resistencia a las balas generando una piel blindada. ¿La solución? ¡El Frost Grip! Con este artilugio podremos congelar a estos enemigos para triturarles a base de plomo o con un golpe final que consumirá parte de nuestra reserva del Frost Grip, el cual se recargará lentamente con el tiempo o podremos usar consumibles.
Debo reconocer que la demo me ha dejado sentimientos encontrados en este aspecto. Por una parte, esta mecánica de tener que utilizar el frío para rematar a los enemigos me ha parecido interesante y añade una capa extra a los combates para hacerlos algo más ricos que solo apuntar y disparar. Sin embargo, al menos durante la sección de la que podemos disfrutar en esta prueba, he tenido la sensación de que esta nueva entrega apuesta más por la acción, ofreciendo más munición al jugador, con más enemigos a la vez y la incorporación del Frost Grip, que es divertida, sí, pero seamos sinceros, estamos hablando de tener un cañón congelador en el brazo, lo cual se aleja un poco de esa intencionalidad de cierta indefensión que pretenden transmitir los survival horror. No obstante, habrá que esperar a disfrutar del juego final y del resto de enemigos que nos quieran devorar para comprobar si esta sensación de cierto “poder” en la demo se mantiene durante toda la aventura.
Una precuela prometedora
Si Daymare: 1998 os gustó como a mí, posiblemente estéis deseando echarle el guante a esta nueva entrega. Se nota que ahora Invader Studios ha puesto un esfuerzo extra en que su juego tenga un acabado técnico a la altura y que mantenga una identidad propia sin ocultar aquello en lo que se inspira. Queda la duda de conocer si en la versión final del juego nos sorprenderán con mayor variedad de escenarios como hacía el primero y una atmósfera terrorífica o si deciden inclinar la balanza en favor de la acción. En cualquier caso, el juego apunta bien y yo no puedo negar que tengo muchas ganas de volver a los 90 con Daymare: 1994 Sandcastle.