Arch Linux deja sin soporte a las GPU NVIDIA Pascal

Arch Linux deja sin soporte a las GPU NVIDIA Pascal

Arch Linux ha vuelto a demostrar su carácter bleeding-edge, pero esta vez con consecuencias claras para los usuarios de hardware veterano. La distribución ha decidido actualizar el controlador NVIDIA predeterminado a la versión 590, un movimiento que implica el fin del soporte oficial para las GPU NVIDIA de arquitectura Pascal y anteriores, incluyendo toda la serie GeForce GTX 1000. El cambio refuerza la apuesta por lo más reciente, pero deja atrás a una base de usuarios todavía amplia.

La decisión resulta especialmente llamativa porque se produce poco después de que los drivers del kernel de Linux para AMD ampliaran compatibilidad con tarjetas gráficas lanzadas en 2012, subrayando dos enfoques muy distintos dentro del sector de GPU en Linux.

Nuevo driver por defecto y transición a nvidia-open

Con esta actualización, Arch Linux ha migrado su pila gráfica a los paquetes nvidia-open, nvidia-dkms y nvidia-open-dkms como opciones principales. Este cambio consolida el uso del driver abierto de NVIDIA, al menos en las arquitecturas compatibles, y marca un punto de inflexión en la política de soporte de la distribución.

Hasta ahora, las GeForce GTX 900 representaban el límite inferior de compatibilidad dentro del ecosistema Arch. Con la llegada del driver 590, ese umbral se eleva de forma drástica, dejando fuera a todas las GPU Pascal, que durante años han sido una opción muy popular tanto en gaming como en sistemas Linux de uso general.

Qué ocurre con las GPU antiguas

Para los usuarios afectados, el soporte oficial desaparece, pero no todo está perdido. Aquellos que todavía utilizan GPU NVIDIA más antiguas pueden desinstalar los paquetes oficiales (nvidia, nvidia-lts y nvidia-dkms) y recurrir a nvidia-580xx-dkms, disponible en el AUR.

Este controlador comunitario permite mantener la compatibilidad con tarjetas Pascal y previas, aunque con las limitaciones habituales: menor integración, dependencia del mantenimiento voluntario y posibles problemas con kernels futuros. Es una solución funcional, pero claramente provisional y cada vez menos alineada con la filosofía rolling release de Arch.

Arch Linux frente a la longevidad del hardware

El caso ilustra una realidad conocida: Arch Linux prioriza la actualidad tecnológica frente a la longevidad del hardware. Para usuarios con GPU modernas, el sistema sigue siendo una de las mejores plataformas Linux en términos de drivers recientes y rendimiento gráfico. Para quienes dependen de hardware más antiguo, la situación se complica.

El contraste con AMD es evidente. La compañía ha extendido el soporte de sus GPU antiguas directamente en el kernel, garantizando una vida útil mayor sin depender de controladores propietarios. En el caso de NVIDIA, el abandono de arquitecturas veteranas sigue un calendario más agresivo, especialmente en distribuciones que adoptan rápidamente los últimos drivers.

Elegir distribución según el hardware

Este movimiento refuerza una recomendación clásica en Linux: la elección de distribución debe ir de la mano del hardware. Usuarios con GPU NVIDIA antiguas pueden encontrar más estabilidad en distribuciones con ciclos más conservadores, mientras que Arch continúa orientada a quienes priorizan soporte inmediato para tecnologías recientes, aunque eso implique dejar atrás generaciones completas de tarjetas gráficas.

Para muchos, el mensaje es claro: Arch Linux sigue siendo una excelente opción para hardware actual, pero cada vez menos indulgente con el pasado.

Vía: TechPowerUp

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