Aeternum Game Studios se estrena con Aeterna Noctis, un videojuego notable que como en su narrativa, está lleno de luz, pero también de cierta oscuridad.
Este 2021 ha sido un año repleto de grandes títulos en la escena indie, convirtiéndose además en el centro de atención debido en parte a la escasez de grandes títulos triple A en el mercado. Podemos nombrar grandes juegos como Ender Lilies, Loop Hero, Inscryption o Sable entre tantos otros que podría incluir. El listón está alto, así que podría resultar un escenario un tanto intimidatorio para el debut de un estudio con su primer título.
Es el caso de Aeternum Game Studios, que se cuelan en la escena indie con grandes resultados presentando Aeterna Noctis, un metroidvania que tal vez, sea un poco más plataformas de lo que en sus primeros compases podría parecer. Acompañaremos al rey oscuro en su viaje por recuperar su poder y enfrentarse a la luz empuñando nuestras armas nuestra habilidad y, especialmente, nuestra paciencia.
El ciclo de la luz y la oscuridad. Vida, tras vida, tras vida
El ciclo de la luz contra la oscuridad, reiniciado de forma infinita y condenando a estas dos fuerzas inmortales e inevitables a enfrentarse para mantener el equilibro. Una norma universal que, según se nos narra en Aeterna Noctis, fue implementada por Caos, creador del universo y todos los seres. Caos, tras sentirse profundamente ofendido por aquellos a los que había creado, desata una maldición que obliga al rey de la oscuridad y la reina de la luz a enfrentarse por siempre en un ciclo sin fin. Uno gobernaría, el otro se alzaría, se haría con el poder, y el gobernante caería para volver a arrebatarle el trono a su rival.
Así da comienzo la historia de Aeterna Noctis, con el enfrentamiento de uno de los ciclos en el que al rey de la oscuridad le toca perder y, como dicta la maldición de Caos, de forma inevitable somos derrotados, precipitándonos a las tierras de Aeterna, despojados de todos nuestros poderes. Punto de partida ideal para justificar en un contexto narrativo y creíble, la adquisición de nuevas habilidades para nuestro personaje.
Sin embargo, esta historia que a priori puede resultar algo cliché y quemada, resulta tener más capas de las que aparenta, sorprendiéndonos en varios puntos de la aventura con giros de guion pensados para tocar la fibra más sentimental de los jugadores, narrada además con un doblaje de muchísima calidad que, como dato curioso, será el único momento que escucharemos en castellano, ya que el resto del juego se narra con un idioma inventado para la aventura.
Un metroidvania muy exigente, ¿tu mejor arma? La perseverancia
No sólo su narrativa tiene luz y oscuridad, también su jugabilidad. Por suerte, en este aspecto la luz brilla con mucha más fuerza y las pequeñas sombras que nos encontraremos a los mandos de Aeterna Noctis no son suficientes para afirmar que es un juego muy bueno en su gameplay, con una intención y un enfoque muy concreto y definido.
La fórmula metroidvania se basa en un equilibrio entre la exploración, el combate y la habilidad a la hora de afrontar los obstáculos que nos encontramos en nuestro camino. Aeterna Noctis cumple con cada uno de estos ingredientes, pero, a diferencia de otros títulos con un equilibrio más homogéneo, nos encontraremos una aventura donde el peso recae, fundamentalmente, en nuestra habilidad a los mandos al enfrentarnos a secciones plataformeras exigentes, donde cada movimiento debe estar medido al milímetro y en las que recoger un coleccionable será todo un reto.
Estas secciones funcionan perfectamente bien, el control del príncipe es estupendo a excepción del esquema de controles escogido para el lanzamiento de nuestras flechas. Esta habilidad no actúa de forma exclusivamente ofensiva, sino que se utiliza para sortear peligros en el escenario y alcanzar ciertos objetos opcionales lanzando la flecha y transportándonos de forma instantánea a donde ésta se encuentre pulsando un botón. Dicho esquema de control es un tanto incómodo, añadiendo a la dificultad natural del mapa en cuestión, la de tener que realizar muchos comandos en décimas de segundo para una acción que, sobre el papel, no debería ser tan complicada. Pero a excepción de esto, el resto de movimientos del personaje funcionan de maravilla dejando estupendas sensaciones tanto al movernos por los 16 entornos que tiene el juego como combatiendo.
Hablando de combatir, en este aspecto, Aeterna Noctis cumple con solvencia, brillando en los combates contra los jefes finales, tan desafiantes como espectaculares, dejando enfrentamientos que nos obligarán a ser hábiles con el mando y aprender los distintos patrones con los que estos peligrosos enemigos nos atacarán, los cuales, por cierto, irán cambiando durante el transcurso del combate. Como contrapartida a este aspecto, los enfrentamientos contra los enemigos habituales que nos encontraremos en el camino no termina de alcanzar un nivel tan alto como en otros exponentes del género, aunque resultan entretenidos y cumplen su labor de entorpecer y entretener nuestra aventura a partes iguales.
Pero como os decía al principio, Aeterna Noctis es un metroidvania, sí, pero tal vez es más juego de plataformas en realidad. Como ya he contado, el equilibrio de este género se siente en este título totalmente posicionado a favor de las plataformas. Esto no es algo malo de por sí, de hecho, no lo es en absoluto, pero, la sensación que me ha dejado el título es que la exploración se resiente a causa de la elevadísima dificultad en las plataformas.
Me explico; explorar el mapa y hacer backtracking para recoger coleccionables o mejoras de poder para nuestro personaje que anteriormente resultaban imposibles de alcanzar porque no contábamos con la habilidad necesaria (como el doble salto o las flechas) es algo intrínseco del género. El conflicto en Aeterna Noctis surge cuando las exigentes secciones plataformeras no son precisamente eso, secciones, sino que son una constante en los mapeados.
Todas (o prácticamente todas) las estancias que encontremos en nuestro camino están repletas de trampas: paredes con pinchos, sierras que se mueven a gran velocidad, baldosas que se rompen…etc. Todo esto, por norma general, ha de ser sorteado con una gran habilidad y precisión casi quirúrgica y, por tanto, cuando conseguimos superarlas la sensación de satisfacción es muy grande, pero, ¿voy a tener que volver a pasar por todo este camino si quiero recoger ese fragmento que ahora mismo me es imposible alcanzar? Esa es una pregunta que me he hecho con demasiada frecuencia mientras jugaba Aeterna Nocits, y me parece una lástima, porque su diseño de mapas es genial, sus desafíos plataformeros también lo son, pero sinceramente, no me resulta estimulante tener que repetirlos cada vez que quiera dar una vuelta en busca de objetos que me he perdido por el camino, más aún en un juego tan extenso como este, que puede oscilar entre las 30 y las 60 horas.
En cualquier caso, lo importante es, que, pese a la alta dificultad, el juego jamás resulta injusto. ¿Frustrante? Bastante. ¿Injusto? Nunca. Esto es algo que se consigue dejando puntos de control en forma de antorcha de manera muy frecuente por el escenario, evitando así que tengamos repetir largas secciones cuando muramos, y creedme, moriremos mucho. Pero más importante que esto, es la sensación que deja en el jugador, la capacidad de enganchar, de que, pese a que estamos muriendo una y otra vez, te enfades y en ocasiones te frustres, no puedes soltar el mando porque sabes que, intentándolo un poco más, serás capaz de superar al juego y a ti mismo.
En Aeterna Noctis tampoco faltan los elementos RPG que todo metroidvania debería tener; adquisición de dinero para comprar objetos y equipo a alguno de los NPCs que conoceremos en nuestra aventura y mejoras del personaje obteniendo experiencia al derrotar enemigos o recolectando puntos de habilidad ocultos en el mapa. Podremos utilizar estos puntos a través de un árbol de desarrollo de personaje que se ramifica en mejoras para las armas cuerpo a cuerpo, los ataques a distancia y mejoras de apoyo como recibir más dinero o más curación. Tampoco faltarán las mejoras típicas en el género que iremos adquiriendo en nuestro viaje, como un dash, un salto en pared o un doble salto.
Belleza hecha a mano
Teniendo en cuenta los tiempos que corren, con todas las herramientas digitales para la animación que existen hoy día, es de elogiar la apuesta de Aeternum por un trabajo de animación tradicional para los personajes y sus animaciones con un resultado sobresaliente. Aeterna Noctis se ve muy bien, tiene una gran variedad de entornos y, algunos de ellos, dejan estampas muy llamativas y preciosas en los que seremos testigos de momentos espectaculares como un ascenso a toda velocidad por una inmensa torre o el enfrentamiento con un fénix.
Poco o nada malo se puede decir de este apartado del título, así como de su apartado sonoro, ofreciéndonos una buena cantidad de piezas de gran calidad. Normalmente no destacan, y no lo digo como algo negativo, todo lo contrario, nos acompañan de forma sutil pero efectiva durante nuestro viaje, ambientando de forma perfecta el escenario en el que nos encontremos.
Aunque si os gustan los temas épicos o cañeros no os preocupéis, Aeterna Noctis también sabe cuándo subir la intensidad, normalmente en los enfrentamientos contra los jefes finales, donde apuesta en algunos combates por la guitarra eléctrica o incluso música electrónica. Por si fuera poco, podemos encontrar partituras para que nuestro protagonista toque el piano en una zona específica del mapa, y lo que es mejor, tenemos un modo libre para tocar piezas musicales si somos capaces. Sí, confieso que he echado más de un rato entretenido con este minijuego intentado hacer sonar de manera medio decente canciones de Dragon Ball. Gracias por esto, amigos de Aeternum.
Un estreno por la puerta grande
En conclusión, Aeterna Noctis es un gran título. Pero tal vez sería responsable por mi parte afirmar para aquellos que leáis este análisis, que no es para todo el mundo. Su elevada dificultad, aunque justa, es muy intensa y constante, teniendo que hacer gala de una templanza y paciencia que puede tirar a más de uno para atrás. Yo mismo confieso haber quitado el juego en alguna ocasión presa del agotamiento y, segundos después, quedarme mirando fijamente la pantalla del ordenador con la sensación de que puedo conseguir superar aquello que me ha sacado de mis casillas para, finalmente, volver a arrancar el juego, intentarlo y superarlo.
Esa sensación no es fácil de conseguir, y en Aeternum Game Studios lo han hecho muy bien. Puede que tenga algunas cosas por pulir que le dejan un pasito por debajo (aunque muy cerca) de grandes nombres como Hollow Knight, del que claramente se inspira, o el maravilloso Ori. Pero teniendo en cuenta que es su primer trabajo, sólo puedo felicitar al estudio y animarles a seguir por este camino, donde seguro les espera mucha más luz que oscuridad y donde irán dejando mejores obras, juego, tras juego, tras juego.
Agradecemos a Aeternum Game Studios la confianza depositada en nosotros al cedernos Aeterna Noctis para su análisis.
Fanáticos del Hardware otorga la medalla de PLATA a Aeterna Noctis
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