
NVIDIA ha despejado finalmente el misterio en torno a su nuevo procesador. En una reciente llamada sobre su asociación con Intel, el CEO Jensen Huang confirmó que el GB10, conocido hasta ahora como Grace Blackwell superchip, pasa a denominarse oficialmente N1. Este chip debutará primero en el DGX Spark, un superordenador de escritorio orientado a la inteligencia artificial, y posteriormente llegará a más productos de la compañía.
Especificaciones técnicas del NVIDIA N1
El NVIDIA N1 no es únicamente otra GPU de la serie Blackwell, sino que se trata de un diseño híbrido que integra dos componentes clave:
- CPU ARM personalizada: 20 núcleos, repartidos en 10 Cortex-X925 de alto rendimiento y 10 Cortex-A725 de alta eficiencia, con un diseño pensado para equilibrar potencia bruta y consumo energético.
- GPU Blackwell: equipada con 6.144 CUDA cores, una cifra destinada a ofrecer un enorme rendimiento gráfico y computacional en entornos de IA y HPC.
- Memoria: interfaz LPDDR5X de 256 bits, que garantiza el ancho de banda necesario para cargas intensivas de datos, redes neuronales profundas y entrenamiento de modelos de gran tamaño.
Este planteamiento le permite combinar potencia de cálculo general con aceleración gráfica, situándose como un chip versátil en escenarios de inteligencia artificial, ciencia de datos y análisis de grandes volúmenes de información.
Estrategia de NVIDIA con el N1
Durante la presentación, Huang subrayó que la colaboración con Intel no significa abandonar la apuesta por procesadores ARM propios. La compañía mantiene inalterada su hoja de ruta con las familias Grace y Blackwell, y el N1 forma parte central de esta estrategia. El acuerdo con Intel se centra en el ámbito de CPUs para centros de datos, pero no resta protagonismo al desarrollo interno de NVIDIA.
De esta manera, NVIDIA consolida una estrategia clara: combinar GPUs de alto rendimiento con CPUs ARM optimizadas para crear soluciones flexibles y altamente escalables. Este enfoque permite ofrecer desde superordenadores de escritorio hasta sistemas de exaescala, compitiendo en paralelo con diseños de AMD y de otros fabricantes que buscan posicionarse en la carrera de la IA.
Impacto en la industria
El lanzamiento del NVIDIA N1 refleja una filosofía de independencia tecnológica: aprovechar colaboraciones puntuales cuando es necesario, pero mantener el control sobre el diseño de sus chips clave. Con el respaldo de MediaTek en la parte CPU y su experiencia consolidada en el terreno gráfico, NVIDIA se prepara para llevar dispositivos como DGX Spark a un nuevo nivel de rendimiento.
A medio plazo, este tipo de procesadores híbridos podrían extenderse más allá de los centros de datos, llegando a estaciones de trabajo profesionales y, eventualmente, a equipos de consumo avanzado. La eliminación del cuello de botella del PCIe mediante comunicación directa entre CPU y GPU supone un cambio estructural en cómo se diseñan los sistemas de alto rendimiento.
En definitiva, el NVIDIA N1 marca un paso más en la estrategia de la compañía para liderar el sector de la inteligencia artificial, combinando innovación en memoria, diseño híbrido y escalabilidad sin precedentes.
Vía: Guru3D