Una cosa que he notado al hacerme mayor es que, con el tiempo, me vuelvo cada vez más consciente de mi entorno, de esos pequeños detalles que antes me parecían insignificantes, pero que ahora forman la trama de mi vida diaria. Mi casa, mi barrio, los rostros que me cruzo cada día y los negocios que me rodean se han convertido en piezas esenciales de un paisaje emocional al que pertenezco.
El supermercado que está debajo de mi casa, por ejemplo, es un microcosmos en sí mismo. Los nuevos empleados que llegan, los saludo con una sonrisa y me esfuerzo en hacerlos sentir bienvenidos, como si fueran invitados a mi hogar. En la verdulería local, observó con curiosidad las fotos de la granja, donde sé que están cultivando las calabazas que pronto llenarán mi cocina, y donde el dueño, con su amabilidad, suele añadir con alguna cosa más en mi bolsa sin que se lo pida.
Esta sensación de comunidad, de ser parte de un todo más grande, de conocer no solo las calles y sus historias, sino también a las personas que las habitan, es algo que quizá no se entiende cuando se es joven, pero es una magia que encuentro profundamente reconfortante. Y es esa misma magia la que Mika and the Witch’s Mountain destila en cada misión, en cada recado.
Los verdaderos protagonistas
El título más reciente de Chibig Studio vuelve a gozar de una estética preciosa que, junto a su música, nos invita a dejarnos llevarnos. Nos quiere sacar sonrisas en cada diálogo y quiere que disfrutemos de su mecánica principal, viendo como poco a poco, a cada nuevo desafío, le saca provecho de una forma distinta. Disponible desde el 21 de agosto en PC y Switch, podemos vivir esta aventura que esconde muchísimo más de lo que parece.
Desde el primer momento en que tomas el control de Mika, una aprendiz de bruja con más sueños que certezas, sientes una conexión. Es una protagonista con la que te encariñas a un nivel personal. Quieres que todo le vaya bien y disfrutar de su actitud, curiosa, desenfadada pero muy inteligente. Pero entonces, conocemos al segundo protagonista: La isla. Ella y todos sus habitantes forman parte de la mecánica esencial, además de crear todo el discurso que sustenta el juego. Por supuesto que volar es importante: No haremos otra cosa que esa. Es la mecánica primordial, que irá mejorando junto a nuestra escoba y que se irá complicando mediante obstáculos nuevos y mecánicas adicionales.
El valor de una idea
Pero donde creo que reside la magia es el porqué y no tanto el cómo. Los personajes que reciben dichos paquetes son los que dan sentido a toda la aventura. Es en sus diálogos, los motivos de sus entregas y en las historias que se van desenvolviendo entre paquetes. Aquí es donde el juego te saca más sonrisas y carcajadas. Al tiempo que aprendes algo de sus vidas y se te quedan grabados de verdad. No en el juego. Si no en tu cabeza. Uno de los mayores logros de Mika and the Witch’s Mountain es cómo convierte lo cotidiano en algo extraordinario. Repartir paquetes, una tarea tan mundana en el mundo real, se transforma en una mecánica adictiva. El concepto “misiones de recadero” desaparece y estás esperando que te llegue otra entrega. Y cuando más lejos, mejor.
La sensación de ir creciendo con el juego y aprendiendo su estructura es (nunca mejor dicho) mágica y sorprendente. Te descubres a ti mismo conociendo cada rincón, cada corriente de aire, cada obstáculo que antes te molestó y ahora es una anécdota. Es un mapa pequeño en escala, pero tiene el tamaño más que justo y necesario para que te lo grabes en el corazón. Todo este viaje viene complementado con todo lo que podrías esperar con un estudio de dicho calado y trayectoria. Coleccionables para añadirle más horas al contador, desbloqueables adorables que nos invitan a seguir, un diseño de interfaz adorable, precioso y pulido… En definitiva: Un producto sencillo, directo, bonito y bien rematado, lo mires por donde lo mires.
Tanto es así, que por momentos me ha recordado a otro popular título de hace unos años. Muchos han comparado Mika and the Witch’s Mountain con las películas del Studio Ghibli, quedándose con su estética encantadora y su aire de fantasía. Sin embargo, creo que esta comparación es solo superficial.
Si se profundiza un poco más, es evidente que la verdadera esencia de este juego está mucho más cercana al espíritu de Death Stranding, la obra maestra de Hideo Kojima. Para aquellos que no conocen los trabajos previos del estudio Chibig, es importante recordar que la verdadera fuerza de Summer in Mara no residía tanto en su jugabilidad, sino en su capacidad para tejer una historia rica y emotiva a través de sus personajes, esos NPCs que sentías como amigos de verdad (no por nada sacaron una novela visual basada en dicho universo).
Conclusiones de Mika an the Witch’s Mountain
En Mika and the Witch’s Mountain, esa sensibilidad vuelve a brillar, reflejando una filosofía que se entrelaza con lo que comentaba al inicio: la importancia de cuidar tu entorno, de conocer cada rincón de la isla, sus habitantes, sus preocupaciones y sueños, y de cómo esas conexiones nos fortalecen como comunidad. Aquí no tenemos un presupuesto de triple A ni un bebé en un frasco. Pero el mensaje y la forma de transmitirlo es igual de sobresaliente. El estudio nos vuelve a ofrecer, con mucho pulido y cariño, un regalo que disfrutarás todavía más si sabes sumergirte en su pequeño universo (y no te será difícil). Aunque estemos hablando de un viaje que se hace corto, es una aventura que te deja más que satisfecho. Uno que recordarás con una sonrisa cada vez que pienses en la pequeña Mika y su escoba.
Chibig siempre había tenido una magia especial a la hora de elaborar personajes, entornos y ambientaciones. Pero quizá nunca pudo despegar por culpa de un apartado mecánico que no llegaba a la altura de todo lo demás. Ahora que todo está a la altura de los mejores, el hechizo está completo. Este es un juego para quienes saben que la verdadera magia no está en los grandes gestos, sino en las pequeñas cosas. En la calidez de un hogar, en la bondad de un extraño, y en la paz que sientes al volar hacia lo desconocido, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendrás un lugar al que regresar.
Agradecemos a Chibig la confianza depositada en nosotros al cedernos Mika and the Witch’s Mountain para su análisis
Fanáticos del hardware otorga la medalla de ORO a Mika and the Witch’s Mountain
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