Análisis de Atomic Heart, más que un Bioshock Soviético

Viaja a una ucronía comunista en la que tú, antiguo soldado soviético, vivirás una aventura en busca de tus recuerdos, enfrentarás toda clase de enemigos y, por último, rescatarás a la Madre Patria de la destrucción total.

Bienvenido a la Instalación 3826

La Instalación 3826 no será, tan solo, el escenario principal de la aventura, sino que se convertirá en gran protagonista del título. La sensación de descubrimiento es maravillosa gracias a una maravillosa construcción del universo por parte del equipo de  Mundfish. 

No exagero cuando digo que uno de los apartados en los que he invertido más tiempo, durante las 20 horas que he estado jugando, ha sido el de exploración. No dejaremos de encontrar ordenadores, grabaciones y conversaciones que nos permitirán conocer más del Proyecto Atomic Heart, de Kolectiv y de esta Unión Soviética alternativa, que desarrolló grandes avances tecnológicos durante los años 40 y 50.

Es sorprendente como detalles que solemos dar por hecho en un videojuego, como la imposible capacidad de nuestros bolsillos para guardar un enorme arsenal, están justificados, aunque sea de forma vaga o detalles del diseño, como la hipersexualización de las Bailarinas, tienen relativa importancia dentro del lore.

Análisis de Atomic Heart, más que un Bioshock Soviético

Nora, la ¿nevera? más cariñosa de toda la URSS

Este último punto nos lleva, por supuesto, a Nora, un elemento fundamental y una de las estrategias de marketing más originales de los últimos años. Es prácticamente imposible no encontrar ningún clip de algún streamer recibiendo el «cariño» de una máquina que nos recuerda más a una nevera que a un robot asesino.

Cómo contar una historia mil veces contada

Si su campaña de marketing y su diseño resultan tremendamente originales, su historia, por contra, no. Robots que, para sorpresa de nadie, se vuelven en nuestra contra, experimentos que se van de las manos, villanos que buscan controlar más de lo que pueden, planes secretos y científicos locos poblarán la URSS.

¿Es esto malo? Pues sí y no. Sí, porque hace que puedas predecir demasiados acontecimientos por el bagaje previo que tienes como jugador y no, porque permite que destaque mucho más el cómo que el qué.

Siempre he defendido que la narrativa supera en importancia al propio argumento y Atomic Heart no será menos. No es que nos cuente su historia de una forma nunca antes vista pero, desde luego, ha sabido dónde mirar y lo ha hecho de forma notable. Desde las constantes conversaciones, especialmente entre Char-lesP-3, nuestro protagonista, que nos llevarán al impresionante Marvel’s Guardians of the Galaxy, hasta las cintas y documentos más propios de Bioshock, con el que se compara mucho más de lo que debería. Todo este cómputo narrativo convierte lo que, de otra forma, habría sido un desmadre, en un título muy sólido y del que querremos saber más y más.

Análisis de Atomic Heart, más que un Bioshock Soviético

En el universo de Atomic Heart este tipo de locuras tienen todo el sentido del mundo

Por otro lado, distanciándose aun más del estilo de Ken Levine, es un juego tremendamente gracioso. En más de una ocasión he soltado carcajadas por la forma en la que deconstruyen un género trilladísimo, sobrepasa los límites del cliché del prota macho, muy macho y aún más macho y ataca a la propia disonancia ludonarrativa. De alguna forma, y manteniendo la cuarta pared intacta, consigue hablar directamente al jugador. Otro detalle a comentar, esta vez dándole el espacio necesario, es a la maravillosa pantalla de carga, en la que Charles nos dará numerosos consejos, en ocasiones útiles y, en otras, tan cómicos que he preferido no citarlos para que los descubráis por vosotros mismos.

La URSS en abierto

El principal problema es que el juego puede verse lastrado por un innecesario mundo abierto. El juego tiene un sistema de combate tremendamente divertido, con una dificultad sorprendente y unos puzles bastante ingeniosos pero (sí, llega el pero) acaba agotándose demasiado deprisa.

La necesidad de hacer un mundo abierto que no aporta nada a nivel jugable, más allá de conseguir algunos coleccionables y mejoras, va acompañado de una repetición constante en los puzles, especialmente los relacionados con las cerraduras. Es cierto que alguno, como el de las sombras en la segunda mitad del juego, está especialmente inspirado, pero llegamos a él una vez hemos agotado nuestra paciencia.

La conducción, que será fundamental para movernos del punto A al punto B, no funciona tan bien como debería, teniendo un único modelo de coche para conducir y que, además, derrapa de lo lindo.

Análisis de Atomic Heart, más que un Bioshock Soviético

La conducción es una de las cosas que peor funciona de todo el título

La obsesión por ofrecer mundos abiertos constantemente es uno de los mayores problemas de la industria en la actualidad. Lo que antes se recibía con entusiasmo, ahora se recibe con cierto escepticismo, ya que hemos llegado a un punto en el que es extraño que encontremos algo innovador y verdaderamente fresco. Lo de encontrar un mundo vivo ya ni lo soñamos, siendo una lástima y la gran losa con la que carga Atomic Heart.

Podría haber ofrecido algo interesante pero acaba siendo una excusa para alargar un título que no necesita más de 20 horas para hablar de sus temas y que habría resultado mucho más destacable en espacios grandes, pero cerrados, y con una duración menor.

Portento jugable

Pero que el mundo abierto no nos distraiga, aquí hemos venido a machacar robots y no os llegais a imaginar lo divertido que es, desde su gunplay hasta el uso del hacha. Me he sorprendido a mí mismo cargando con más munición de la que me gustaría por el simple hecho de disfrutar viendo como la cabeza de un enemigo salía disparada por un hachazo o su brazo, o su torso. Todo puede cortarse y funciona tremendamente bien, es impactante y conseguir hacérselo a aquello que está intentando matarte resulta casi catártico. A la hora de disparar, el juego recuerda mucho más a Wolfenstein o a un Duke Nukem bien hecho, que a Bioshock.

Análisis de Atomic Heart, más que un Bioshock Soviético

El hacha será una de vuestras mejores amigas durante el juego

Algo menos inspirado está el uso de los polímeros, demasiado parecidos a los plásmidos pero sin tanto ingenio ni variedad. No es que necesites más, pero siempre es divertido poder utilizar más de cuatro poderes diferentes, eso sí, los enemigos son vulnerables a unos y resistentes a otros, por lo que plantea cierto toque estratégico de cara a unos enfrentamientos que pueden llegar a resultar muy desafiantes, incluso en su dificultad más baja.

Antes de terminar de hablar de la jugabilidad, tengo que nombrar algo en lo que sí creo que destaca sobre otros del género, una mecánica que da gustito y calorcito en el corazón, que no solo aporta sino que ocupa una proporción enorme del gameplay y es fundamental para mejorar nuestro equipo y habilidades. Sí, hablo de un looteo sobresaliente, aunque algo disonante teniendo en cuenta que utilizas la telequinesis antes para abrir cajones que para defenderte.

El apartado técnico

Tanto en diseño como en calidad gráfica, estamos ante un título excelente

En consolas de actual generación y PC, el título se ve precioso, con una iluminación buenísima y natural y con unas animaciones realistas, sin dejar de lado un apartado gráfico que sorprende por su calidad, en cambio, en la pasada generación, nos encontramos con tirones de FPS, texturas que desaparecen y, ante todo, bugs que pueden llegar a hacernos perder nuestras partidas.

Durante mi campaña en PS4, he llegado a quedarme atascado en una pared tras recibir el golpe de un enemigo, no pudiendo salir y, encima, viendo como me dejaban a tan solo un golpe de vida antes de darse la vuelta y hacer como si nunca hubiese estado por allí cerca. Sí, tuve que volver a cargar varias veces la partida para poder llegar a completarla.

Un detalle que sí me ha molestado es el tema de la accesibilidad. Muchas veces, entre disparos y música (excelente, eso sí) no escuchaba bien las voces y los subtítulos tienen un tamaño tan reducido que no era capaz de leerlos, no pudiendo cambiar su tamaño en ningún momento. No es que sea algo imperdonable y, posiblemente, a la gran mayoría de jugadores no les afectará de ninguna forma, pero a estas alturas, y después de lo que hemos visto, empieza a echarse en falta.

Conclusiones

Pese a que, por momentos, pueda transmitir otras sensaciones, es un título muy recomendable. Hacía tiempo que no llegaba a casa con tantísimas ganas de sentarme con un mando en las manos, de descubrir lo que podía ofrecer. Puede que haya sufrido algunos problemas técnicos, que me haya frustrado por su mundo abierto o que la repetición de ciertos puzles hayan terminado enturbiando las sensaciones que tuve en un inicio, pero si algo tengo claro es que ya quiero disfrutar del próximo título de Mundfish y lo esperaré con todas las ganas del mundo. El margen de mejora está ahí, pero no debemos olvidar, nunca, la experiencia del propio estudio.

Con el corazón (atómico) en el puño, os recomiendo que lo juguéis y os dejéis llevar por un universo del que querréis saber más y más.

Agradecemos a Plaion la confianza depositada en nosotros al cedernos Atomic Heart para su análisis.

Fanáticos del Hardware otorga la medalla de PLATA a Atomic Heart

galardón de plata

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