Samsung ha apostado por una estrategia de recortes claros para posicionar el Galaxy S25 FE como una alternativa más asequible dentro de su gama alta. Sin embargo, el último análisis de DxOMark deja en evidencia hasta qué punto esos ajustes afectan a uno de los apartados más sensibles para el usuario actual: la cámara.
Con una puntuación final de 118 puntos, el Galaxy S25 FE se sitúa en el puesto 123 del ranking global, un resultado discreto que lo coloca por detrás de modelos mucho más antiguos y, en algunos casos, más económicos. Entre ellos destacan el iPhone 12 Pro Max con 131 puntos o el Pixel 6a con 122 puntos, ambos lanzados hace varios años.
Sensores pequeños y concesiones evidentes
El sistema fotográfico del Galaxy S25 FE se compone de una cámara principal de 50 MP f/1,8 con sensor de 1/1,57 pulgadas, acompañada de un ultra gran angular de 12 MP f/2,2 con sensor de 1/3 pulgadas y un teleobjetivo de 8 MP f/2,2 con sensor aún más reducido de 1/4,4 pulgadas y zoom óptico 3x. Sobre el papel, el conjunto resulta correcto para un gama media-premium, pero en la práctica las limitaciones de hardware pasan factura.
Según DxOMark, el terminal logra una exposición generalmente precisa y una reproducción de color aceptable en fotografía, pero falla de forma consistente en casi todos los apartados restantes. El uso de sensores de pequeño tamaño se traduce en ruido visible tanto en fotografía como en vídeo, incluso en condiciones de buena iluminación.
Problemas claros en vídeo y HDR
El análisis señala que el vídeo HDR es uno de los puntos más débiles del dispositivo. Las grabaciones muestran subexposición frecuente y un tinte rosado persistente, síntoma de un balance de blancos poco fiable. Estos problemas afectan de forma directa a la consistencia del resultado final, algo especialmente crítico en un terminal que aspira a competir en la gama media-alta.
A ello se suman artefactos visuales recurrentes al capturar sujetos en movimiento, así como una pérdida general de detalle cuando la escena exige un procesamiento más agresivo. El resultado es una experiencia poco sólida para usuarios que priorizan la grabación de vídeo.
Modo retrato sin brillo
El modo retrato, con simulación de bokeh, tampoco sale bien parado. DxOMark destaca una pérdida notable de detalle en toda la imagen, no solo en el fondo desenfocado, lo que resta naturalidad al resultado. La separación entre sujeto y fondo resulta poco precisa, algo que vuelve a poner el foco en las limitaciones del hardware y el procesado aplicado.
Este comportamiento refuerza la sensación de que el Galaxy S25 FE no logra trasladar la experiencia fotográfica de los modelos superiores de la serie S a un precio más bajo sin sacrificar demasiados elementos clave.
Rivales mejor posicionados en el mismo rango
A la vista de los resultados, DxOMark sugiere alternativas más equilibradas dentro del mismo segmento de precio. Entre ellas figuran el Xiaomi 15, el Pixel 10 y el Xiaomi 14T, modelos que ofrecen mejor rendimiento fotográfico sin necesidad de subir de gama.
El veredicto es claro. Aunque el Galaxy S25 FE cumple en aspectos básicos y mantiene una experiencia coherente en exposición y color, sus recortes en cámara lo dejan en una posición comprometida frente a una competencia cada vez más fuerte en fotografía móvil.
Un FE que se queda corto en cámara
La filosofía Fan Edition siempre ha buscado acercar la experiencia premium a un precio más contenido. En este caso, los datos de DxOMark sugieren que el ajuste ha sido demasiado agresivo en el apartado fotográfico. Para usuarios que valoran especialmente la cámara, el Galaxy S25 FE difícilmente se perfila como la opción más atractiva dentro de su rango.
Vía: NotebookCheck



















