Análisis de A Pizza Delivery – Una repartidora introspectiva

Análisis de A Pizza Delivery - Una repartidora introspectiva

Hoy en Fanáticos del Hardware os traemos A Pizza Delivery, una breve y surrealista aventura narrativa que, sin hacer ruido, se cuela en esa delicada categoría de juegos que prefieren hablarte en voz baja. Desarrollado por Dolores Entertainment, este título nos invita a acompañar a B, una repartidora de pizza que solo quiere completar su último pedido del día. Un gesto tan cotidiano que, sin previo aviso, se convierte en una especie de examen emocional donde cada encuentro, cada paisaje y cada silencio pesan más de lo que parecen.

Un universo etéreo y familiar

Lo primero que llama la atención es su estética: un mundo torcido, desordenado, imperfecto. Casas plantadas en mitad de la nada, farolas inclinadas, caminos que no llevan a ningún sitio. Un universo que parece deformado por los mismos pensamientos que recorren la mente de sus personajes. Y, en medio de ese paisaje descolocado, aparece B, como un pequeño punto carmesí de contraste, avanzando de un escenario a otro como quien se mueve entre estados de ánimo.

Análisis de A Pizza Delivery - Una repartidora introspectiva

El resultado es sorprendentemente cálido. Los tonos apagados del mundo contrastan con los colores más vivos de las pocas personas con las que nos cruzamos, creando una sensación sutil pero efectiva: la belleza está en los encuentros, no en el entorno. La banda sonora —sintetizadores suaves, melodías de piano casi tímidas— termina de dibujar esa atmósfera introspectiva, como si el propio juego respirara al ritmo de los pensamientos de sus personajes. Por fortuna, no es un juego que se revuelque en la depresión o en la tristeza. Al revés, los escenarios tienen el toque perfecto de color y las notas perfectas para sentirte arropado.

El valor de las pequeñas conversaciones

A Pizza Delivery podría confundirse con un walking simulator más, pero rápidamente demuestra que su fuerza está en los diálogos. Son breves, casi fugaces, pero tienen esa cualidad de verdad incómoda que aparece solo cuando alguien se sincera demasiado rápido.

Todos ellos muestran dudas, miedos y heridas que suenan terriblemente familiares. Y lo más interesante es que B no es una heroína que lo tenga todo claro; a menudo tartamudea, duda, ofrece una porción de pizza sin saber muy bien qué decir. Es humana, y en ese balbuceo emocional reside gran parte del encanto del juego.

La historia de A Pizza Delivery gira en torno a la memoria y al peso de lo que no podemos dejar ir. Es un concepto precioso, casi poético, y el juego consigue articularlo a través de rincones que se repiten, caminos circulares y personajes atrapados entre lo que fueron y lo que ya no pueden cambiar. Pero precisamente por esa ambición temática, sorprende que la estructura jugable no acompañe.

Análisis de A Pizza Delivery - Una repartidora introspectiva

Puzles intrincados para pensamientos complejos

Más allá de las conversaciones, hay pequeños puzles repartidos por el recorrido. Son simples, apenas un par de pasos descubrir una llave o proteger la pizza de un chaparrón inoportuno. No buscan brillar, sino acompañar. Funcionan como respiraciones entre una escena y otra; no rompen el ritmo narrativo, pero tampoco aportan grandes hallazgos mecánicos.

Por desgracia, en momentos como estos tengo la sensación de que el juego parece atrapado entre lo que quiere contar y lo que realmente consigue transmitir, y ese desfase termina afectando al ritmo general de la experiencia. Aunque siempre pongo el punto de que esto es bastante más susceptible al tipo de jugador que seas y como toleres este tipo de cosas.

Análisis de A Pizza Delivery - Una repartidora introspectiva

El ejemplo más evidente está en algunos de sus puzles. Uno de ellos, basado en una cinta transportadora, puede llegar a bloquear la partida durante más de lo razonable. No por su ingenio, sino por una falta de claridad que convierte la búsqueda de soluciones en un callejón sin salida. Es el tipo de rompecabezas que te hace dudar de ti mismo, no porque te rete, sino porque parece funcionar bajo reglas que el propio juego nunca llega a explicar. Y con un rápido vistazo a otras reseñas, me da la sensación de que no soy el único

Nuestras conclusiones sobre A Pizza Delivery

Es frustrante hablar de estos fallos porque el juego tiene una identidad audiovisual preciosa. Su dirección artística, con texturas casi pintadas a mano y atmósferas que se sienten arrancadas de un sueño húmedo y nublado, está entre lo mejor que propone. Cada escenario es una pequeña evocación emocional: ciudades lluviosas que parecen suspenderse en el tiempo, bosques iluminados por un naranja melancólico, caminos que se repiten como ecos de un recuerdo roto.

A Pizza Delivery no pretende ser grande, ni cambiar tu forma de jugar. Pero sí puede cambiar un poco tu manera de mirarte por dentro. Es un título corto, lineal y con pocas interacciones, pero cada una de ellas está cuidada con un mimo que se nota. Es un juego para un día de lluvia, para una tarde en la que el mundo parece un poco más áspero de lo habitual y necesitas una historia que hable bajito, sin exigir nada a cambio.


Agradecemos a Dolores Entertainment la confianza depositada en nosotros al cedernos una clave de A Pizza Delivery para la elaboración de su análisis en PC

Fanáticos del Hardware otorga la medalla de BRONCE a A Pizza Delivery

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