El futuro del espectro inalámbrico de 6 GHz en la Unión Europea ha generado un intenso debate entre dos bloques opuestos: por un lado, la Wi-Fi Alliance y la Dynamic Spectrum Alliance (DSA), y por otro, los operadores de telefonía móvil. La disputa se centra en la parte superior de la banda, entre 6425 y 7125 MHz, donde los primeros defienden su uso para redes Wi-Fi y los segundos presionan para reservarlo a servicios móviles.
El conflicto se intensificó tras el cambio de postura del Gobierno alemán, que recientemente ha expresado su apoyo a los operadores móviles de cara al voto decisivo del Radio Spectrum Policy Group (RSPG) de la UE, previsto para el 12 de noviembre.
Un espectro clave para Wi-Fi 6E y Wi-Fi 7
Actualmente, la banda de 6 GHz disponible en Europa está limitada a los canales comprendidos entre 5945 y 6425 MHz, lo que equivale a 12 grupos de 40 MHz utilizables. En la práctica, esto se traduce en tres canales de 160 MHz o dos de 320 MHz solapados, una limitación significativa para los routers Wi-Fi 6E y Wi-Fi 7, que dependen de estos anchos de banda para alcanzar las velocidades prometidas por sus estándares.
En comparación, Estados Unidos y Canadá disponen de un espectro mucho más amplio dentro del rango U-NII-5 a U-NII-8, con siete canales de 160 MHz y tres de 320 MHz sin solapamiento, lo que proporciona una experiencia mucho más estable en entornos saturados o corporativos.
La Wi-Fi Alliance argumenta que restringir aún más el espectro en Europa comprometería la competitividad de la región frente a otros mercados donde las bandas de 6 GHz están completamente abiertas al uso civil y empresarial.
Limitaciones técnicas y debate regulatorio
A esta situación se suman las severas restricciones de potencia de transmisión impuestas por la normativa europea: los routers Wi-Fi 6E y 7 solo pueden operar en interiores y con potencia reducida, lo que limita su alcance efectivo a una o dos habitaciones.
Desde un punto de vista técnico, resulta difícil justificar que equipos domésticos de baja potencia puedan interferir con infraestructuras móviles que operan a niveles muy superiores. Por ello, tanto la Wi-Fi Alliance como la DSA han enviado una carta abierta a los ministros digitales de la UE, pidiendo reconsiderar la propuesta de Alemania y mantener la banda superior disponible para uso compartido o Wi-Fi ampliado.
Impacto potencial en usuarios y operadores
De aprobarse la cesión completa del rango 6425-7125 MHz a los operadores móviles, el Wi-Fi en Europa podría verse limitado a una franja insuficiente para aplicaciones empresariales y entornos de alta densidad, como campus, hoteles o estadios.
Paradójicamente, los operadores móviles ya disponen de amplias franjas de espectro en bandas más adecuadas para cobertura y velocidad, por lo que destinar la parte alta de los 6 GHz a sus servicios podría redundar en un uso ineficiente del recurso.
A pocos días de la votación del RSPG, la decisión europea podría determinar si el continente se alinea con la política más abierta de EE. UU. o refuerza su enfoque restrictivo, algo que muchos expertos consideran una amenaza al desarrollo de la próxima generación de Wi-Fi 7 y redes domésticas de alta capacidad.
Vía: TechPowerUp


















