
Durante un evento en Washington D.C., Lisa Su confirmó que fabricar semiconductores avanzados en la nueva planta de TSMC en Arizona implica un sobrecoste de hasta un 20% respecto a los producidos en Taiwán. Aun así, AMD ha optimizado el proceso de fabricación en EE. UU. hasta igualar las tasas de rendimiento de las instalaciones taiwanesas. Los primeros envíos desde esta planta están previstos para finales de 2025.
Más allá del coste: una apuesta por la resiliencia
Lisa Su explicó que esta decisión no responde a una lógica puramente financiera, sino estratégica. La pandemia de COVID‑19 puso en evidencia los riesgos de depender exclusivamente de centros de fabricación en el extranjero, provocando cuellos de botella globales y paralización de cadenas de suministro.
Diversificar las ubicaciones de producción, aunque conlleve mayores costes unitarios, refuerza la capacidad operativa ante futuras crisis. Esta inversión en continuidad permite mantener la competitividad a largo plazo frente a posibles interrupciones.
Rendimiento a la altura de Taiwán
AMD ha confirmado que los rendimientos (yields) obtenidos en Arizona ya están al nivel de los de TSMC en Taiwán, lo que garantiza que la calidad y fiabilidad de los chips no se verá comprometida. Esto es especialmente relevante para las líneas de productos de alto rendimiento como los procesadores EPYC y las GPU Radeon Instinct.
Dilemas geoestratégicos: AI y exportaciones
En una entrevista posterior, Su también abordó las restricciones de exportación impuestas a aceleradores de IA. Reclamó una política más matizada que equilibre la seguridad nacional con la competitividad en mercados aliados. Destacó el papel del AI Action Plan, una iniciativa conjunta entre industria y gobierno, como vía para lograr ese equilibrio.
Además, apuntó al interés constante de inversores clave como Elon Musk o Sam Altman en fortalecer la infraestructura tecnológica en EE. UU., lo que sugiere una tendencia creciente hacia relocalización industrial en sectores estratégicos.
Vía: Guru3D