Siguen surgiendo problemas de fiabilidad a largo plazo en los CPUs de sobremesa Intel Core de 13ª y 14ª generación basados en la arquitectura Raptor Lake, con quejas por parte de los usuarios de que sus procesadores se han vuelto inestables bajo grandes cargas de trabajo, como por ejemplo en videojuegos.
Entre ellos se incluyen los chips que presentan menores niveles de optimización del rendimiento o de overclocking. Anteriormente, Intel había atribuido gran parte de dichos problemas de estabilidad a algoritmos defectuosos de boosting de la frecuencia del núcleo del procesador, lo cual solucionó mediante actualizaciones del microcódigo del CPU que los fabricantes de placas base y productos preinstalados distribuyeron mediante actualizaciones de firmware UEFI. Ahora, el fabricante ha comunicado nuevas conclusiones sobre la causa de tales problemas.
Intel publicó ayer lunes un comunicado en su página web en el que afirma que ha estado examinando los procesadores que le han sido devueltos por los usuarios en el marco de las reclamaciones de garantía, y que ha estado reemplazando en virtud de los términos de la misma.
Se ha detectado que el microcódigo defectuoso del procesador ha estado provocando que los procesadores funcionen con voltajes excesivos en el núcleo, lo que ha provocado su degradación estructural con el paso del tiempo. «Hemos determinado que el elevado voltaje de funcionamiento está causando problemas de inestabilidad en ciertos procesadores de sobremesa de 13ª/14ª generación. Nuestro análisis de los procesadores devueltos confirma que el excesivo voltaje de funcionamiento se debe a un algoritmo de microcódigo que provoca peticiones de voltaje incorrectas al procesador.»
La gestión energética de los procesadores actuales se basa en un intrincado engranaje de cooperación entre el software, el firmware y el hardware, en el que el software indica constantemente al hardware el nivel de rendimiento que requiere y el hardware gestiona su balance energético y térmico modificando rápidamente la potencia y la frecuencia de los distintos componentes, como los núcleos del CPU, las cachés, la estructura, así como otros componentes del chip. Si cualquiera de los tres componentes clave falla, puede romperse el engranaje, tal y como ha sucedido en este caso.
Una vez más, Intel lanzará una actualización de microcódigo para sus procesadores Core de 13ª y 14ª generación, que abordará tanto el problema del algoritmo de boosting defectuoso que la compañía reveló en junio, como la gestión de voltaje defectuosa que ha hallado ahora. Se prevé que el nuevo microcódigo se distribuya a mediados del próximo mes de agosto a los socios, es decir, a los fabricantes de placas base y OEMs de PC, que deberán validarlo en sus equipos antes de distribuirlo a los usuarios finales en forma de actualizaciones de firmware UEFI.
«Intel está suministrando un parche de microcódigo que aborda la raíz de la causa de la exposición a voltajes elevados. Continuamos con la validación para garantizar que se solucionan los casos de inestabilidad notificados a Intel en relación con sus procesadores Core de 13ª/14ª generación para equipos de sobremesa. El objetivo actual de Intel es que el parche llegue a los socios a mediados de agosto, una vez completada la validación. Intel se compromete a solucionar este problema con nuestros clientes, y seguimos solicitando a los clientes que estén experimentando problemas de inestabilidad en sus procesadores de sobremesa Intel Core 13th/14th Gen que se pongan en contacto con el servicio de atención al cliente de Intel para obtener más ayuda», comunicó el fabricante.
Cabe señalar, a este respecto, que la actualización del microcódigo no solucionará los problemas de los procesadores que ya experimentan inestabilidad, sino que la evitará en los chips que no la padecen. Dicha inestabilidad se debe a una degradación física irreversible del chip. Estos chips, evidentemente, estarán cubiertos por la garantía.
Por otra parte, también ha salido a la luz un problema que afecta a algunos de los procesadores de Intel basados en el nodo Intel 7, los cuales están padeciendo una oxidación química del die conforme van envejeciendo.
La respuesta de Intel al respecto, ha consistido en que en 2023 se descubrieron los problemas de oxidación en la fabricación y se solucionaron. Asimismo, el fabricante ha afirmado que la oxidación del die no guarda relación con los problemas de estabilidad a los que está haciendo frente.
«Podemos confirmar que el problema de fabricación vía oxidación afectó a algunos de los primeros procesadores Intel Core de 13ª generación para ordenadores de sobremesa. Sin embargo, el problema se solucionó de raíz con mejoras de fabricación en 2023. También lo hemos analizado a partir de los informes de inestabilidad de los procesadores Intel Core de sobremesa de 13ª generación y el análisis realizado hasta la fecha ha determinado que solo un pequeño número de informes de inestabilidad puede relacionarse con el problema de fabricación.» afirmó la multinacional.
Evidentemente, en caso de que consideres que tu chip pueda estar afectado, puedes tramitar un RMA.
Vía: TechPowerUp