Vikingos. Caballeros medievales. El Japón feudal. Los romanos. La segunda guerra mundial. Distopías futuristas. El videojuego tiene la mala costumbre de verse encorsetado por unos lugares comunes de los teme salir. Creen que el público entrará en bostezos o mirará para otro lado si no se atreven a explorar entornos menos transitados. Y puede que sea cierto.
Por fortuna, el sector independiente nos trae, como de costumbre, una aventura diferente en un terreno inexplorado por el medio. Eso o quizá yo he vivido debajo de una piedra, ignorando por completo la enorme cantidad de juegos que existen basados en la Taiwan de finales del siglo XIX.
The Legend of Tianding es un ejemplo brillante sobre cómo aprovecharse del desconocimiento del jugador para asombrar a cada rato. Ya podrían apuntarse esto algún que otro estudio. Ya que puede que los diálogos sean algo lentos y poco inspirados. O que las misiones secundarias sean anodinas. Pero el hilo principal, esa batalla del pueblo contra el Japón colonial, es tan poderoso que te enreda con fuerza durante toda la aventura.
Ambientación y combate en sintonía
Casi con la misma fuerza que la faja roja de nuestro protagonista, un Robin Hood tailandés con un espíritu de justicia sin igual y un montón de sorpresas y habilidades por aprender. Este característico accesorio actúa como una especie de látigo que frena a nuestros enemigos y nos permite robar sus armas.
Esta idea, tan sencilla en concepto, pero tan bien ejecutada, es el principal bucle de juego que pone sobre la mesa. Saltar, rodar, golpear y robar. Cada arma tiene su particularidad, pudiendo variar cada segundo entre estilos de enfrentamientos más agresivos con otros que aprovechen la distancia a nuestro favor.
Junto a eso se le añaden una serie de mejoras que podremos encontrar a lo largo de la aventura. Algunas son pequeñas e insignificantes (+3% de daño a las dagas, un clásico vaya). Pero lo mejor está reservado para los amuletos. Una suerte de habilidades equipables que permiten desde tener un salto extra hasta asegurarnos el mismo tipo de arma siempre que robemos una. En esencia, un puntito de sabor adicional para un combate bien planteado.
Un protagonista a la altura
Nuestro personaje es ágil, pícaro y carismático. Y todo eso no lo transmite solo la historia. Todas las mecánicas van al servicio de este concepto, haciendo que se sienta original y veloz en sus 7 horas de duración. Apetece que vengan enemigos (aunque no sean particularmente listos) solo para desplegar nuestro arsenal de habilidades otra vez.
De eso iremos sobrados, ya que parecen conscientes del sistema que han ejecutado. De forma habitual, ya sea durante las fases de plataformas o durante la trama, se nos lanzarán hordas de enemigos para combatir. Más que un desafío, es como si quisiera que nos divirtamos. Que intentemos jugar bonito, enlazar combos sin parar o probar ese nuevo amuleto que nos hemos equipado.
Apetece hacerlo, además, porque el juego se reserva escenarios pintorescos y variados a lo largo de toda la aventura. Jugando en la Switch OLED en modo portátil se aprecian de maravilla los detalles estilo comic que irradian los niveles. The Legend of Tianding sabe ganarse por lo estético, pero también por como presenta su historia, ya que su estilo de cómic con aires ochenteros saca más de una sonrisa.
Alguna arista por pulir
Por desgracia, entre salto y salto, Liao Tianding tropieza en ciertos aspectos que desdibujan la experiencia. Al final de cada nivel siempre nos despide un jefe final que gana bastante en lo espectacular y pierde mucho en lo jugable. Los patrones de ataque no son tan originales como el contexto histórico donde situamos y los picos de dificultad no están para nada lijados y redondeados.
Además, durante el segundo tercio, el juego parece que pierde el foco por completo. Sobrexplicando su trama de forma innecesaria y obligándonos a movernos de un lado a otro sin mucho interés. No dura demasiado, pero el juego no es tan largo como para permitirse un momento tan bajo. Es como cortar una montaña rusa en medio de una bajada espectacular, que aunque luego remonte, el mal saber de boca ya te lo has llevado a casa.
Nuestras conclusiones sobre The Legend of Tianding
Aun así, no es más que un tirón de orejas a una experiencia fresca y divertida como esta. Liao Tianding es un personaje con el que es muy fácil empatizar y se hace querer desde los primeros compases. La comparación con Robin Hood no es cosecha propia, ya que esta figura histórica era básicamente lo que hacía: Ayudar a su pueblo robando a los poderosos.
En un momento donde nos encanta jugar con los grises, con tramas donde no hay buenos o malos definidos, sienta bien que un título se atreva con algo tan polarizante. Tú eres el pueblo ocupado, ayudas a los tuyos y vas contra los de arriba. Contra los malos, sin dobleces. Y que pueda hacerlo a través de unas mecánicas sólidas, construidas sobre un scroll lateral competente y con aires de clásico, es digno de admirar.
Agradecemos a Neon Doctrine la confianza depositada en nosotros al cedernos una clave de The Legend of Tianding para su análisis.
Fanáticos del Hardware otorga la medalla de PLATA a The Legend of Tianding
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