TSMC acelera su expansión en Arizona con vistas al nodo de 3 nm

TSMC acelera su expansión en Arizona con vistas al nodo de 3 nm

La industria de los semiconductores vuelve a situar a TSMC en el centro del debate geopolítico y tecnológico. Según informaciones recientes procedentes de CNA Taiwan, la compañía estaría acelerando la siguiente fase de su complejo industrial en Arizona, con la posibilidad de que una segunda fábrica entre en funcionamiento en 2027 y alcance la producción en masa de obleas de 3 nm (N3).

Este movimiento supondría un paso relevante en la estrategia de expansión de TSMC fuera de Taiwán, aunque también reabre las dudas sobre cómo encaja esta hoja de ruta con las restricciones regulatorias taiwanesas que afectan directamente a la transferencia de tecnología avanzada al extranjero.

La política N-2 y el equilibrio tecnológico

En el centro del debate se encuentra la conocida política N-2, una norma no escrita pero firmemente supervisada por las autoridades taiwanesas. Bajo este principio, TSMC no puede reducir la brecha tecnológica de más de dos generaciones entre sus fábricas nacionales y las ubicadas fuera de Taiwán.

Actualmente, la Fab 21 Fase 1 de Arizona está limitada a la fabricación de chips en 4 nm (N4) y procesos más maduros como 5 nm (N5). La posible introducción del nodo de 3 nm en una futura segunda planta elevaría de forma notable el nivel tecnológico de las operaciones norteamericanas, acercándolas más de lo permitido a las capacidades domésticas.

Según CNA, este escenario ha llevado a los reguladores taiwaneses a cuestionar hasta qué punto TSMC mantendrá el cumplimiento estricto de la política N-2 a largo plazo, especialmente en un contexto de presión internacional y diversificación de la cadena de suministro.

Declaraciones desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología

El informe recoge las valoraciones de Lin Fa-cheng, viceministro del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Taiwán (NSTC), quien considera que TSMC seguirá respetando la política N-2. El argumento principal es que la mayor parte del conocimiento en I+D del fabricante sigue concentrado en Taiwán, lo que limita de forma natural la transferencia de los procesos más punteros.

Según esta visión, cuando el desarrollo doméstico avance hacia nodos verdaderamente de vanguardia, como 1,4 nm o incluso 1,2 nm, el conocimiento asociado a procesos anteriores, como el A16 (1,6 nm), sí podría compartirse con instalaciones en el extranjero sin romper el equilibrio tecnológico impuesto por la normativa.

Presiones geopolíticas y estrategia a dos frentes

El contexto político global añade complejidad a la situación. TSMC se encuentra en una posición delicada, tratando de satisfacer simultáneamente las expectativas de Estados Unidos y las exigencias regulatorias de Taiwán. La expansión en Arizona responde tanto a incentivos industriales como a consideraciones estratégicas sobre resiliencia de la cadena de suministro.

Al mismo tiempo, los indicios apuntan a que TSMC no está frenando su inversión doméstica. Hace apenas unas semanas, fuentes del sector apuntaban a un posible desembolso de 28.000 millones de dólares destinado a la construcción de tres nuevas fábricas especializadas en 2 nm en territorio taiwanés, reforzando su liderazgo tecnológico desde su base principal.

Un futuro condicionado por la tecnología y la política

Si finalmente se confirma la entrada en producción de 3 nm en Arizona en 2027, TSMC marcaría un hito importante en su expansión internacional. Sin embargo, la compañía deberá seguir navegando entre límites regulatorios, presiones políticas y la necesidad de mantener su ventaja tecnológica global.

Por ahora, la hoja de ruta de las operaciones norteamericanas sigue rodeada de incertidumbre, y cualquier avance dependerá tanto del progreso técnico real como del delicado equilibrio entre innovación, soberanía tecnológica y estrategia industrial.

Vía: TechPowerUp

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