Aunque los discos duros han desaparecido de la mayoría de los dispositivos informáticos, sería un error considerar obsoleta esta modalidad de almacenamiento. Así lo afirma Toshiba que, ante los diferentes prejuicios que se han desarrollado en los últimos años, desmonta las cuatro creencias falsas más comunes sobre los HDD: bajo rendimiento, una vida útil más corta, mayor consumo energético y una tecnología anticuada.
La primera de estas creencias falsas es que los discos duros mecánicos no ofrecen un rendimiento de última generación. Efectivamente, una unidad de disco duro de tipo empresarial con una velocidad de transferencia de 250 MGbps y 400 IOPS no puede competir con una memoria de estado sólido (SSD) también de tipo empresarial, que transfiere alrededor de 2.500 MGbps y alcanza 100.000 IOPS.
Sin embargo, a diferencia de los ordenadores, los sistemas de almacenamiento empresariales utilizados por los proveedores cloud y los hiperescalares en ningún caso emplean un único medio de almacenamiento y, de hecho, por lo general los arrays de almacenamiento están equipados con varias docenas. En una instalación de este tipo, los discos duros gestionan más de 5 Gbps y más de 10.000 IOPS, suficiente para muchas de las aplicaciones actuales. Y, además, como el coste por capacidad de los HDD es significativamente más bajo que el de los SSD, también resulta más económico equipar los sistemas de almacenamiento con muchos HDD en lugar de con unos pocos SSD.
La segunda falsa creencia que desmonta Toshiba es la que afirma que las unidades de disco duro tienen una vida útil más corta. Aunque se dice que los elementos mecánicos de los HDD, con sus partes móviles, provocan un gran desgaste de estas unidades, no es cierto que fallen más rápido ni con más frecuencia que los SSD.
Según Toshiba, el tiempo medio de fallo (MTTF) de la mayoría de los modelos de HDD y SSD de clase empresarial es de 2,5 millones de horas, equivalente a una ratio de fallo anualizada (AFR) de 0,35%. En un centro de proceso de datos con 2.000 discos, esto significa, en términos estadísticos, que se necesitaría reemplazar siete discos duros por año. Para evitar una ratio mayor, las empresas deben asegurarse de que se cumplen las condiciones ambientales especificadas por los fabricantes, como temperatura y vibraciones, y utilizar así mismo los discos duros indicados para la finalidad prevista.
En este sentido, Toshiba recuerda que los discos duros de escritorio no están diseñados para funcionar 24×7, ni con las altas cargas de trabajo de un servidor o sistema de almacenamiento, donde se desgastarían rápidamente. En general, estos discos soportan una carga de trabajo (carga de trabajo nominal) de 55 Terabytes al año, mientras que los discos duros NAS pueden soportar 180 Terabytes y los discos duros empresariales hasta 550 Terabytes al año.
Otra creencia falsa sobre los HDD es que consumen mucha electricidad y su mecánica suele valorarse negativamente en términos de eficiencia energética, pero lo cierto es que las unidades actuales rellenas de helio son bastante eficientes. Como la mayor parte de la energía que consume un disco duro se utiliza para hacer girar los ejes, su consumo es de entre 7 y 8 vatios, con independencia de la capacidad y la carga de trabajo.
Así, y como constata Toshiba, un SSD con una capacidad de almacenamiento similar a la de un disco duro, requerirá la misma energía, si no más, para lograr el mismo rendimiento. En el caso de los SSD, el consumo energético dependerá directamente de la capacidad, mientras que los discos duros siempre tienen un consumo base de energía específico para la rotación del eje. Por tanto, los SSD obtienen buenos resultados en términos de eficiencia energética en capacidades por debajo de un Terabyte, que es el caso de la mayoría de los ordenadores portátiles alimentados con una batería.
En cuanto a la cuarta creencia falsa que afirma que los HDD son una tecnología del pasado, Toshiba recuerda que, si bien los discos duros pueden no haber cambiado en términos de tecnología base desde sus inicios, los componentes, los materiales y los métodos de grabación están evolucionando de forma constante.
Como resultado, desde hace algún tiempo la capacidad de los discos duros ha aumentado en alrededor de 2 Terabytes por año, mientras que su coste no ha variado. A modo de ejemplo, en 2021 llegaron al mercado los primeros modelos que hacían uso del nuevo método de grabación magnética asistida por microondas (MAMR, por sus siglas en inglés). Con esta tecnología, las microondas en el cabezal de escritura controlan y concentran el flujo magnético, de forma que es necesaria menos energía para magnetizar los bits y, en consecuencias, los cabezales de escritura pueden ser más pequeños y escribir datos con mayor densidad. A futuro, y de acuerdo con los expertos, el progresivo desarrollo de MAMR permitirá que en pocos años la capacidad de los discos duros aumente hasta 50 Terabytes.
Según Rainer W. Kaese, director senior de Desarrollo de Negocio de la unidad de Productos de Almacenamiento de Toshiba Electronics Europe, “no existen motivos para descartar los discos duros porque es una tecnología de última generación sin la que es imposible imaginar centros de datos, infraestructuras cloud y sistemas NAS”. “Los prejuicios habituales contra los discos duros” –añade Kaese— “pueden refutarse fácilmente y, a la vista del rápido crecimiento de los volúmenes de datos, los HDD seguirán con nosotros durante mucho tiempo; ningún otro medio de almacenamiento ofrece capacidades tan altas con costes tan bajos, hoy y en el futuro”.