Hoy en Fanáticos del Hardware os traemos Zelda: Echoes of Wisdom, la más reciente entrega de la legendaria saga desarrollada por Nintendo. Lanzado el pasado 27 de septiembre para Nintendo Switch (aunque nosotros pudimos probarlo un poco antes), este título adopta el encantador aspecto gráfico del remake de Link’s Awakening, pero con un interesante giro. Por primera vez en un juego de peso de la serie, Zelda se convierte en la protagonista única, embarcándose en una épica travesía para salvar Hyrule. Además, introduce una mecánica de juego completamente innovadora: la habilidad de copiar objetos y enemigos del mundo para resolver puzles y combatir contra las fuerzas del mal.
Antes de comenzar con este texto, me veo gustaría compartir un pequeño apunte para el lector. Recibí la clave de prensa el mismo día del lanzamiento del juego. Aunque a veces tenemos acceso antes a los títulos que analizamos, en otras ocasiones nos convertimos en jugadores normales. Quizá si nunca lo habéis experimentado es un poco difícil de entenderlo, pero es una forma muy diferente de abordar un análisis. Tener una fecha límite tan marcada suele traer a las prisas a la palestra. Y nunca son buenas compañeras.
¿Tiene valor un análisis a tantos días del lanzamiento en la sociedad de la inmediatez? Para Google y su horrible algoritmo no, eso os lo garantizo. Por otro lado, he podido vivir con este Zelda la sensación de asombro comunitario y el lujo de poder compartir mi experiencia con otros jugadores. Creo que, gracias a eso, he podido adquirir perspectivas nuevas sobre algunas de las propuestas de este curioso título. De hecho, creo que hasta lógico que haya sido así.
Pensar fuera de los límites
Y es que Echoes of Wisdom coloca como punta de lanza la resolución de problemas de forma creativa, empleando el pensamiento lateral y dejando libertad absoluta al jugador para que se aproxime a ella como desee. Gracias a esto, he disfrutado mucho de ver cómo la gente resolvía los puzles de formas tan dispares. Pero también he podido observar cómo se creaban tendencias, como el abuso de las camas para recuperar salud sin importar el momento. O lanzar ejércitos de serpientes contra todo lo que se mueva.
Aunque pensándolo bien, esta experiencia me ha dejado una especie de sensación de déjà vu. En concreto, al 12 de mayo de 2023, cuando Link descendió de los cielos armado con la Ultramano y llenando la comunidad de máquinas increíbles y construcciones alocadas. Este Zelda tiene ciertos ecos de aquel galardonado título. Sustituyendo los vehículos por puentes hechos de camas, pasarelas de macetas o jaurías de slimes en llamas. Lo bonito es que, aunque partan de planteamientos distintos, la sensación final es la misma: La de estar ante un juego que abraza todas tus decisiones.
Salvo una limitación lógica en la cantidad de ecos que podemos invocar, Echoes of Wisdom es un juego que nunca te dice que no. Que te invita a probar y buscar cual es la combinación ganadora ideal para superar lo que se te ponga por delante. Es un juego que, al mismo tiempo, funciona como un juguete. Como esa caja de cartón que puede ser avión, coche y nave espacial si te lo propones. ¿Quieres resolverlo todo a base de mesas y cajas? ¿Vas a enfrentarte a todo con la espada y cientos de serpientes? Este título abraza y ensalza el concepto de “hacer trampas” porque, precisamente, es parte de su encanto: Combinar objetos ordinarios para hacer algo extraordinario.
He visto y leído a mucha gente comentar que el principal fallo del juego es su inicio lento y anodino. Yo pienso que la propuesta del juego puede resultar tan abrumadora que, para que el jugador le pierda miedo y se divierta, las primeras mazmorras son una especie de tutorial camuflado que va en consonancia con el tono de una historia que termina más épica y compleja al final que al principio.
La Hyrule de la curiosidad y la felicidad
Esta sensación de hacerte sentir inteligente lo consigue creando una Hyrule que me lleva de vuelta a Skyward Sword. En aquel título de la Wii los caminos hacia las mazmorras y el entorno en sí mismo funcionaban como el puzle más ordinario de las mazmorras principales. Esto se repite en esta entrega y cada historia antes de iniciar una mazmorra se siente como una aventura en sí misma. Pero también gracias a las piezas de corazón, las cuevas, los cofres y los objetos coleccionables vario (como la vuelta de los sellos), nunca dejaremos de estar inventando, probando y experimentando.
Como ya han señalado muchos (y no por ello es menos cierto), este nuevo título tiene un sabor equilibrado entre una aventura moderna y una estructura, iconografía y sensaciones de los Zeldas que nos hicieron enamorarnos de la franquicia. A eso hay que sumarle el indudable encanto de su aspecto gráfico, que continúa la estela del remake de Link’s Awakening con una apuesta mayor por los pequeños detalles. Aunque si en algo me ha desmotado para mi completa sorpresa ha sido en su particular y encantador sentido del humor.
La localización al español es una auténtica joya, que, aunque ya sea algo recurrente en la saga, no me cansaré de destacarlo todas las veces. Los diálogos son tremendamente ingeniosos, con chistes muy bien traídos y referencias que nos sacan una sonrisa constante. Si es que hasta las descripciones de los objetos te sorprenden, hasta el punto de que me he leído todas y cada una de ellas. Siendo consciente de que su aspecto gráfico lo hace un juego con tendencia a resultar mono y divertido, lo aprovecha para ser una especie de cine mudo. Apuesta (y acierta) por el humor basado en el movimiento, en las expresiones faciales y en los pequeños gestos. La estética de muñecos cobra vida de una manera que convierte cada escena en un sketch, haciendo que termines con la carpeta de captura de pantalla llena.
No puedo contar las veces que, tras un día agotador, encendí la consola y este Zelda me rescató del bajón. Entre los puzles que se resuelven con dos macetas y una cama vieja y los personajes entrañables que te encuentras por el camino, el juego es una fuente inagotable de alegría. Es de esos títulos que te hacen sonreír sin darte cuenta, que te envuelven en su mundo y te permiten desconectar de todo lo demás. Y eso es algo que no tiene precio.
El as bajo la manga
Aunque volviendo a las mecánicas por un momento, la sensación de ser inteligente me ha venido por otra cosa que no son los ecos. Si no la capacidad que tiene Zelda para vincularse con los objetos, pudiendo desplazarlos o dejarse desplazar por ellos. Esta mecánica me recuerda al retroceso en el tiempo de Tears of the Kingdom. Ambas alteran tu relación con el entorno de maneras profundas. No se trata solo de superar obstáculos, sino de entender cómo el mundo responde a tus acciones, de jugar con las posibilidades y descubrir nuevas formas de interactuar. Cuando uso los ecos, a veces siento que soy como un niño jugando con Legos, resolviendo las cosas a base de poner muchos elementos en muchos sitios. Pero cuando resuelvo un puzle con solo 1 o 2 objetos y la vinculación, es como jugar el ajedrez 4D con los ojos cerrados. Y en esa variedad está el disfrute.
La única cosa que me hacía arrugar el morro en mis sesiones de alegría, sonrisas y descubrimiento constante era la gestión de los menús. La experiencia de usuario (UX) no está a la altura de lo bonita que resulta la interfaz de usuario (UI). Navegar por las copias en una sola columna resulta agotador: ya lo era en TOTK, aquí con el doble de objetos es aún peor. Y terminas, forzado por la pereza del menú, ordenando tus ecos por «más usados» y usando los mismos elementos y resoluciones para todo, limitando la experiencia. Por otro lado, creo que este caótico sistema de navegación provoca (de forma totalmente accidental, pero es interesante) que uses lo primero que te encuentras en el menú y varíes un poco la estrategia. No he hecho eso muchas veces, pero alguna sorpresa agradable me llevé. Aun así, un mejor menú con sistema de asignación rápida habría simplificado un poco las cosas durante la aventura.
Nuestras conclusiones sobre Zelda: Echoes of Wisdom
Aún así, al final del día acaba siendo un poco de polvo en un diamante. En un momento en el que la industria parece empeñada en seguir modas, en encerrarse en tendencias y asegurar el tiro con fórmulas ya conocidas, Echoes of Wisdom ocupa un lugar en tu rutina como una aventura estimulante que respeta tu tiempo y tu inteligencia. Es un recordatorio de que aún hay espacio para la creatividad, para arriesgar y ofrecer experiencias que estimulen al jugador de maneras nuevas. Que un título pueda combinar tradición e innovación, humor y profundidad, y hacerlo con tanta maestría, es un signo más de la fortaleza que está teniendo Nintendo en esta generación.
Con un nuevo hardware asomando por el horizonte, creo que esta experiencia de contar con Zelda como protagonista será la primera de muchas. El enfoque más tradicional en esta saga no ha desaparecido y este título es una prueba fehaciente de la evolución y el aprendizaje constante son las vías para mantener una industria con experiencias divertidas y que llenen de verdad. Quizá haya llegado un poco tarde a la fiesta, pero espero que los futuros jugadores de esta entrega seáis capaces de disfrutar de la sensación de felicidad que ofrece en el minuto a minuto esta aventura.
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Agradecemos a Nintendo la confianza depositada en nosotros al ofrecernos una clave de Zelda: Echoes of Wisdom para su análisis en Switch
Fanáticos del Hardware otorga la medalla de PLATINO a Zelda: Echoes of Wisdom
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