Análisis de The Rogue Prince of Persia – Ágil, deslumbrante e intenso

Análisis de The Rogue Prince of Persia - Ágil, deslumbrante e intenso

Hoy en Fanáticos del Hardware os traemos The Rogue Prince of Persia, el nuevo spin-off de la mítica saga de Ubisoft que apuesta por un enfoque completamente distinto: un roguelite de acción en 2D desarrollado por Evil Empire, creadores de Dead Cells. Tras pasar por un periodo de early access, el título lanzó su versión final a mediados de diciembre, momento en el que hemos podido analizarlo en profundidad. Disponible en PC en early access desde el 24 de marzo, este nuevo Prince of Persia busca recuperar la esencia del movimiento y el parkour clásicos de la franquicia, combinándolos con sistemas ya conocidos del género para ofrecer una experiencia ágil, directa y sorprendentemente adictiva. Desde el 20 de noviembre ha estado disponible en su versión final en Xbox y PlayStation, culminando con su salida para Nintendo Switch el 16 de diciembre.

Una saga en terreno hostil

El tratamiento de Ubisoft con la saga Prince of Persia ha sido… raro. El príncipe de las arenas ha vivido uno de los recorridos más truculentos que recuerdo dentro de la industria, con picos altísimos seguidos de una caída especialmente dolorosa. En una empresa cada vez más centrada en experiencias gigantescas en escala y duración, resulta llamativo no contar con uno, sino con dos spin-offs de esta IP en apenas un año.

Y lo cierto es que ambos títulos no están exentos de discurso. The Lost Crown es un caso delicioso de cómo la comunidad habló antes de tiempo y la bola curva terminó golpeando con el doble de fuerza. Un juego que desde su presentación fue vilipendiado por los cambios estéticos que proponía y que, finalmente, ha acabado siendo uno de los exponentes más sólidos del género. No tendrá la misma presencia mediática que Hollow Knight o Silksong (en parte por decisiones desacertadas alrededor de su lanzamiento), pero su calidad jugable ha hecho correr ríos de tinta.

Resulta una lástima que el estudio no pueda volver con una segunda parte, ya que el equipo fue disuelto como “recompensa” por haber entregado uno de los títulos más consistentes de la compañía. Con ese precedente reciente, era inevitable mirar con cierta cautela el siguiente movimiento de Ubisoft con la franquicia.

El camino del héroe

Dejando atrás el pasado, el caso que nos ocupa hoy es distinto. La propuesta inicial era, cuanto menos, curiosa: Ubisoft cedía la IP de Prince of Persia al estudio Evil Empire para que hicieran lo que mejor saben hacer, un roguelike de scroll lateral. Con la experiencia de haber entregado en 2017 el catedralicio Dead Cells, la unión parecía lógica. Para añadir un elemento más al cóctel, el juego llegó primero en formato early access, algo que no tiene por qué ser negativo, pero que sí condiciona su recepción inicial.

En esos primeros compases, ni el aspecto del príncipe ni el estilo artístico terminaron de convencer a buena parte de la comunidad. Había dudas razonables sobre si la identidad de la saga encajaría con este nuevo enfoque, y la sensación general era de escepticismo contenido.

Análisis de The Rogue Prince of Persia - Ágil, deslumbrante e intenso

Corte a mediados de diciembre, con el lanzamiento de la versión final, y casi todo lo que puedo decir son aplausos. The Rogue Prince of Persia no pretende ser un roguelike revolucionario, ni creo que lo necesite. Su objetivo parece claro: apoyarse en las bases ya sólidas de Dead Cells para construir una experiencia única, accesible y tan agradable de jugar que resulta difícil no enlazar intento tras intento. Gran parte de este éxito se debe al exquisito tratamiento de las animaciones y al peso del protagonista. El príncipe vuelve, en esencia, a sus orígenes (concretamente a 1989), cuando la fluidez del movimiento era su seña de identidad. Los saltos entre obstáculos se enlazan de forma intuitiva y suave, fomentando de manera casi involuntaria que el jugador busque la secuencia perfecta.

No tanto porque sea siempre la opción más óptima (que tiene recompensa), sino por el puro placer que ofrece al mando combinar cada movimiento. Hay una satisfacción casi física en cómo el personaje responde a cada orden, y eso se convierte en el principal motor del juego. El resto de elementos que justifican su etiqueta de roguelike están ahí, y luego hablaremos un poco de ellos, pero resultan menos interesantes porque ya los hemos visto decenas de veces. Si este bucle termina atrapándote no es por sus sistemas, sino por la forma en la que todo responde a tus acciones: las sutilezas de los saltos, los agarres en los postes, los ataques cargados o la manera en la que enlazas el parkour con rebotes y volteretas hasta lograr una secuencia sin interrupciones.

El trío definitivo: Ritmo, música y combate

Este diseño marida de forma magistral con la banda sonora compuesta por Asadi, un productor persa-americano que ha entendido a la perfección el tono del juego. Sin perder la mística clásica de la saga ni los sonidos orientales que le son propios, la música vira hacia la electrónica e incluso el dubstep cuando el combate entra en escena, golpeando con una fuerza sorprendente.

Si el movimiento te empuja a jugar mejor, la música te incita a golpear con más contundencia y visceralidad. Todo ello se apoya en un sistema de combate sencillo, pero con ciertas capas de profundidad. Al igual que en Dead Cells, contamos con un arma principal y una herramienta secundaria, orientada bien a la utilidad (acortar distancias, aplicar estados alterados) o a infligir grandes cantidades de daño.

Análisis de The Rogue Prince of Persia - Ágil, deslumbrante e intenso

Las herramientas tienen su propia barra de energía, lo que nos obliga a recurrir con frecuencia al arma principal. Aquí encontramos una selección comedida de armas cuerpo a cuerpo, con alguna que otra sorpresa agradable. Las sutilezas aparecen precisamente en estas armas: cada una posee una acción especial con tiempo de recarga que amplía su abanico de posibilidades, y todas pueden realizar golpes críticos si se cumple cierta condición, como cerrar un combo o cargar el ataque al máximo.

Destellos de calidad

El combate termina de despegar cuando lo combinamos con las posibilidades de movimiento del príncipe, empleamos una herramienta acorde y aprendemos los patrones de los enemigos. Podremos enlazar nuestra carrera con un golpe descendente, para iniciar nuestro combate con ventaja. Nuestra esquiva, además de ser una herramienta indispensable para volar por el escenario, nos permite tomar la espalda del enemigo con facilidad. Y si aplicamos a la vez todas estas opciones, podremos finalizar los encuentros sin un rasguño y mucho estilo. Salvo cuando empiezan a juntarse en grupos grandes.

Ahí es cuando los planes tienden a salir mal, los patrones se juntan y comenzamos a perder el “flow” en nuestros movimientos. Es entonces cuando el juego nos baja al barro y nos toca improvisar. Ahí es cuando el movimiento estrella nos salva de más de una situación comprometida: La patada. Al principio, estas líneas hubieran sido muy distintas. En las 2 primeras horas, apenas recordé que la tenía. Y tendía a evitar las mejoras que fueran a parar a este movimiento.

Entonces, te das cuenta de que el escenario, cargado de pinchos y caídas al vacío, puede ser un potente aliado con la suficiente malicia. Al principio la patada la empleamos casi por obligación, dado que es la forma más óptima de deshabilitar un tipo de escudo particular. Después comprendes que de un grupo de 3 enemigos, uno se puede morir al instante si lo empujas contra los pinchos que tiene detrás. Y los otros dos están tan cerca, que de una patada lograrás aturdirlos a ambos. Tiempo justo para desplegar una secuencia de golpes con los que obtener la ventaja inicial. 

Sistemas conocidos y progresión a fuego lento

De nuevo, es un combate que destaca más por el despliegue visual que por la complejidad o dificultad del mismo. Es uno de esos casos donde el conjunto de los distintos elementos, aunque estos sean sencillos, crean una experiencia final satisfactoria. Aunque de forma aislada, son menos memorables que los detalles en las animaciones del príncipe. La mayoría de armas se sienten similares, las medallas de mejoras (salvo alguna excepción puntual) no son muy imaginativas o revolucionarias, más bien mejoras algo marginales hasta que juntas unas cuantas interesantes. Digamos que es difícil sentirse muy poderoso en este juego, aunque cuando lo consigues, es un equilibrio interesante entre tu propia habilidad y las estadísticas desorbitadas que te acompañan.

Análisis de The Rogue Prince of Persia - Ágil, deslumbrante e intenso

Es de ese tipo de juego que gana con las horas. Como todos los roguelikes, comienzas con pocas mejoras y todo se va desbloqueando a medida que juegas. The Rogue Prince of Persia creo que tiene un inicio particularmente árido, que se sostiene con fuerza por la fluidez que he mencionado ya varias veces. Los sistemas de tienda, mejora de armas y experiencia en general, son cumplidores y decenas visto en otros juegos. La temática de una Persia dominada por magia oscura no termina de atrapar del todo. Y creo que los intentos narrativos del juego, quedan en eso, intentos. Hace algo parecido a Hades, de tratar de introducir misterios y resoluciones de trama a lo largo de los intentos… Pero es algo más bien anecdótico. 

Nuestras conclusiones sobre The Rogue Prince of Persia

En general, la mayoría de fallos del título son anecdóticos. Más que errores al uso, son partes que brillan un poco menos. Pero es complicado hacerse un hueco en un género que ha vivido los lanzamientos de Binding of Isaac, Hades y tantos y tantos otros. Aún así, al igual que The Lost Crown consiguió hacerse un hueco en los metroidvania, el príncipe de Persia se puede alzar con otro galador bastante similar: Lograr sentirse como un roguelite fresco y sencillo, al mismo tiempo que consigue atraparte durante horas.

Querrás hacer un intento tras otro. No tanto por la historia, sus jefes (un puntito desbalanceados si me preguntas) o por sus enemigos. No tanto por sus armas, las mejoras que obtienes o las posibles builds con las que terminas. Volverás a ponerte en pie y cruzar de pared a pared precisamente por eso: Porque el simple acto de moverse es divertido. Porque terminar con un grupo de enemigos mezclando saltos, patadas y espadazos en una secuencia perfecta te hace sentir bien. The Rogue Prince of Persia sabe aunar un estilo gráfico colorido e impactante, con una banda sonora original y unas animaciones de bandera. Para entregar una experiencia compacta, directa y gratificante. Que cuando pilla tracción y las mejoras se acumulan, verás cómo de pronto las horas empiezan a pasar y a fluir como la hora. Y vuelta a empezar.


Agradecemos a Ubisoft España la confianza depositada en nosotros al cedernos una clave de The Rogue Prince of Persia para la elaboración de su análisis en Switch 2

Fanáticos del Hardware otorga la medalla de ORO a The Rogue Prince of Persia

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