Análisis de Dicefolk – Una mezcla de ideas bien ejecutadas

Hoy en Fanáticos del Hardware os traemos a un título independiente con buenas ideas, premias interesantes y una ejecución casi perfecta. Dicefolk habrá podido pasar por debajo del radar de algunos, pero este roguelike que nos viene desde el estudio peruano Leap Games tiene mucho de que hablar. Disponible desde el 27 de febrero en PC, viviremos un viaje de la mano de nuestras quimeras y un buen puñado de dados que nos sorprenderán más de una vez.

Una mezcla con matices

Suelo ser muy susceptible y precavido con los juegos lucen como una ensalada de conceptos. Esos que parecen una mezcla de géneros y mecánicas que luchan por llamar tu atención, pero que no suelen acertar entregando una experiencia final que se sienta cohesionada. “Quien mucho abarca, poco aprieta” es un dicho que suele salir a la palestra cuando mezclamos tantos elementos.

Aunque con Dicefolk, el dicho que más me he repetido a mí mismo ha sido el que dice “no juzgues a un libro por su portada”. Y es que las apariencias me han engañado de forma satisfactoria, ya que donde veía un juego convencional con una sartenada de mecánicas conocidas, he descubierto genialidad, buenas ideas y una fantástica combinación de elementos.

Dicefolk y sus monstruos

Es uno de esos títulos independientes que juegas con una sonrisa permanente durante sus primeros compases. Porque de forma constante, te va salpicando con mecánicas y elementos nuevos que cambian por completo la forma en la que estabas jugando. Y eso en género como los roguelikes (que empieza a estar algo saturado de ideas) es de agradecer.

La brillantez de lo sencillo

Porque Dicefolk de base parte de una idea aparentemente simple: Combinar la estructura de un roguelike, con el coleccionismo de criaturas y un sistema de combate basado en dados. Dicho esto, un par de decenas de títulos se vienen a la mente. No cometáis el mismo error que tuve yo: No se parece a prácticamente ninguno de sus referentes. Y eso es bueno.

Partamos de la base que tanto a nivel de animación como la estética general se nota trabajada y cuidada con mucho mimo. Inspirada en una mezcla de mitologías precolombinas, el universo del juego nos invita a explorar sus regiones mientras coleccionamos quimeras y combatimos utilizando nuestros dados mágicos.

Dicefolk y la selección de quimeras

Vamos a detenernos primero en el concepto de las quimeras, puesto que es el alfa y el omega de la propuesta de Leap Games Studios. Según avancemos por el nivel a base de combatir, coleccionar cofres y comprar en tiendas, tendremos a nuestra disposición hasta 3 santuarios por fase. En cada uno de ellos, podremos escoger entre 3 quimeras para que se una a nuestro equipo.

Además de contar con un diseño fresco y original (lo cual se agradece mucho en este tipo de géneros) suponen un peso fundamental en nuestra estrategia de combate. Cada criatura tiene sus propias características base, pasivos y estilo de juego. Aunque podemos mejorarlas y alterarlas hasta cierto punto mediante objetos, la estrategia que concierne a cada quimera es única. Y saber aprovechar su estilo y fortalezas es la clave de la victoria.

Esto es especialmente importante porque el resultado de los combates tiene un aire de aleatoriedad controlable que resulta fácil de entender pero difícil de dominar. De base, Dicefolk pone sobre la mesa un contundente giro de guión: Todas las acciones de los enfrentamientos se deciden mediante dados, tanto las nuestras como las de nuestros enemigos. Y para agitar un poco más las cosas, nosotros también decidiremos cuándo y cómo atacarán los enemigos.

Dicefolk y los combates

Es decir, en nuestra mano queda elegir a qué aliado golpeará un enemigo o cuando usarán los escudos o las magias. Por lo tanto, saber cuando gastar cada cara de los dados es vital para salir airoso de las situaciones. Por fortuna para nosotros, podemos modificar las caras de los dados a nuestro favor y forzar las situaciones beneficiosas.

Nuestras conclusiones sobre Dicefolk

Un buen turno en Dicefolk es un baile de decisiones bien tomadas que da gusto acertar. Cuando logras encajar todos los dados, aunque la tirada no fuese perfecta y tus quimeras salen sin daño, te sientes la persona más inteligente sobre la faz de la tierra. Lo cual no es difícil, ya que el juego es bastante amable con nosotros en sus primeros compases. Pero se va complicando conforme conocemos otros sets de criaturas con estratégias más complejas y con niveles de daños superiores.

Aún así, es un juego estupendo para acompañar con un café. El ritmo de sus combates y lo cuidado tanto de su apartado visual como del sonoro, crean una experiencia agradable y refrescante. Sus enfrentamientos saben guardar sorpresas mecánicas con una frecuencia excelente, sin llegar a frustrar como lo suelen hacer otros títulos del género.


Fanáticos del Hardware otorga la medalla de PLATA a Dicefolk

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