Devolver Digital es una de esas distribuidoras que parece que nunca fallan el tiro, nunca mejor dicho. Su capacidad para apostar por propuestas imaginativas y rompedoras parece que no tiene fin. Y con este juego solo hacen que continuar con la buena racha. De la mano de una sola persona, René Rother, nos llega este peculiar Children of the Sun con una inteligencia abrumadora. Parece que toda la experiencia adquirida en sus otros y experimentales títulos han dado fruto a una de las propuestas más interesantes del año. Y que ya está disponible en PC desde el 9 de abril.
La destilación del ingenio y la visceralidad
Para mí, un juego ideal es como un chicle perfecto. Una hipotética goma que puedes mascar constantemente y siempre le encuentras sabor. Por más que masticas, no pierde ese poderoso golpe de sabor que te dio en tu primer bocado. Y que cuando te quieres dar cuenta, llevas con él todo el día en la boca. Y cuando dejas de tenerlo… Allá donde vayas, nunca dejas de pensar en él. Tienes su sabor grabado a fuego. Se mete contigo en la cama. Te descubres a ti mismo recordando sus matices en tus quehaceres del día a día.
Por desgracia, esto no pasa muy a menudo. Vivimos sobreexcitados y atacados cada segundo por torrentes de estímulos que buscan arrancarnos nuestra preciada atención. Cuando esta industria es tu afición principal, has jugado tantas horas y tantas cosas que creas una rígida coraza de escepticismo. Cuesta que algo te sorprenda. Cuesta mucho que algo pueda quedarse contigo, en lo más profundo de tu cabeza, más de una semana después de haberlo jugado. Y mucho más siendo una licencia totalmente nueva, sin que el factor nostalgia sirva como comodín.
Para fortuna de todos los que sientan esta pesada coraza como yo, Children of the Sun logra atravesar con una fuerza descomunal. Lo maquiavélico de su propuesta, su acertada ambientación y su imaginativa jugabilidad hacen un cóctel perfecto. Es un juego que se ha quedado conmigo fuera de la pantalla. Cocinando, andando… Notaba ecos de su banda sonora y recordaba con sorpresa lo brillante de alguno de sus niveles. Pero también, que me ha dado pesadillas cuando las sesiones de juego lograban arrancarme horas de sueño. Y no me arrepiento de nada.
Ya que René Rother ha logrado firmar un viaje de violencia y adrenalina al que no le sobra ni un sólo minuto. Un trayecto que se vive con la misma intensidad y desconcierto que la bala de nuestro rifle cada vez que surca los retorcidos bosques donde se oculta la secta a la que debemos defenestrar. Así de simple es la propuesta: Somos un personaje enmascarado que debe destruir desde sus cimientos la secta que ha desdibujado su realidad para siempre.
Un rifle, una bala y un objetivo
Armada con un rifle y sus extraños poderes telequinéticos, Devolver nos trae un retorcido shooter donde un único disparo nos plantea un puzle sádico y perfecto. Si nuestra bala acierta en el objetivo, podremos redirigirla para expandir nuestra destrucción miembro a miembro. Cabeza a cabeza. Un inteligentísimo puzzle espacial donde nosotras somos la presa abriéndose paso entre la maleza.
Lo interesante es que esta cacería es violenta, sí, pero sobre todo es cerebral. Nuestros objetivos son un simple número sobreimpresionado en la pantalla. ¿Tantos enemigos oculta el nivel? Es una pregunta que se resuelve con cada intento. Cada nueva víctima es una pequeña victoria. Pero, a su vez, es una nueva perspectiva desde la que marcar a nuestras siguientes presas. Y así, como un tigre maniatado, cada nuevo intento nos acerca más a la victoria.
Pero esto no se sostendría si no fuera por la capacidad que tiene Children of the Sun para reforzar su mecánica una y otra vez. Nuevos tipos de enemigos. Nuevos elementos sobre los que impactar. Nuevas formas de controlar la bala. Y lo mejor de todo: Siempre con los pies en la tierra. Aunque cuente con elementos ficticios (como los poderes telequinéticos de nuestra protagonista) nunca deja que la abstracción del videojuego pervierta su compromiso por crear una experiencia unificada donde la ambientación lo es todo.
Ambientación y puntuaciones con un mismo propósito
Un silo con un enorme techo. Casas con estrechas ventanas. Todo el juego respira un costumbrismo acogedor y aterrador que consigue arrastrarte a su oscura pero plausible realidad. Su estética, deliberadamente abstracta y agresiva, es una pieza más de todo el puzle. Es un juego incómodo. Pero no por sus controles, que son perfectos y refinados. Es por su temática y por lo que consigue transmitir con su violencia. Esto no es una moraleja sobre los ciclos de la venganza. Ni siquiera es un viaje del héroe encarnado en un antihéroe. Es un horroroso retrato sobre cómo funcionan las estructuras de poder. Y lo adictivas que pueden ser.
Es gracias a su sistema de puntuaciones global donde el juego logra cerrar su mensaje del todo. Es la única licencia que se permite para romper la inmersión del nivel y arrojarnos el elemento más anodino posible: Un ranking donde nos evalúa bajo diferentes parámetros nuestro desempeño en el nivel y nos invita, de forma totalmente opcional, a mejorar. ¿Pero cómo se escala en Children of the Sun? Con más violencia y cerebro. Empleando rutas más inteligentes. Encadenando cabezas sin parar. Usando explosiones que se llevan a varios por delante.
Y sin darte cuenta: Eres La Chica. Peleas contra la secta y contra todo el mundo simultáneamente. Te ves a ti mismo arañando metros y encadenando tiros uno tras otro, cada vez con más presteza, para ver como tu nombre asciende por encima de otros completos desconocidos. Esos que tienen el mismo rostro casi sin expresión de los miembros de la secta a la que encadena una y otra vez. Y así, en un trance obsesivo que sólo recuerdo haber vivido con obras maestras como Hotline Miami, Children of the Sun consigue lo que se propone.
Nuestras conclusiones sobre Children of the Sun
Agarrarte con su huesuda mano y colocarte sobre un viaje a raíles donde, nivel tras nivel, te fascina con su inteligente propuesta. Una mecánica. Una bala. Un concepto tan claro y definido que casi parece evidente cuando lo completas. Da igual que no comprendas todos los detalles y matices de la historia de la secta o de tu familia. No importa si las puntuaciones y la competitividad más arcade no son lo tuyo.
Nada de eso importa en realidad porque Children of the Sun es, simplemente, uno de esos trayectos que no puedes perderte. Es un sabor que debes experimentar porque luego, sin que te des cuenta, vas a estar mascando en tu cabeza durante mucho tiempo. Quizá logras olvidarte de él por un rato, incluso por un tiempo. La vida está llena de estímulos al fin y al cabo. Pero un solo segundo de su banda sonora, sé que me hará revivir un viaje de sensaciones que me pondrá los pelos de punta de nuevo. Y esa sensación solo está en manos de las obras maestras.
Agradecemos a Devolver Digital la confianza depositada en nosotros al cedernos una clave de Children of the Sun para su análisis.
Fanáticos del Hardware otorga la medalla de PLATINO y nuestro sello de RECOMENDADO a Children of the Sun
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