
Durante las últimas semanas, el portal surcoreano Danawa ha detectado importantes incrementos en el precio de varios chips de la familia Raptor Lake Refresh. Por ejemplo, el Core i3-14100F ha pasado de 121.000 a 140.000 wones, lo que supone una subida del 15 % entre finales de septiembre y mediados de octubre. De forma similar, el Core i5-14600KF ha aumentado un 13 % hasta alcanzar los 298.000 wones, mientras que en Japón el Core i5-14400 ha registrado incrementos de hasta el 20% en algunas tiendas locales.
Las subidas afectan sobre todo a los chips más vendidos
Estos aumentos no son uniformes en toda la gama. Los procesadores Core i7 y Core i9, más orientados al segmento entusiasta, han experimentado ajustes más moderados de en torno al 5%, lo que sugiere que Intel está priorizando los modelos de mayor volumen de ventas, aquellos que dominan el mercado de PCs de gama media y económica.
La estrategia parece tener una motivación clara: mejorar los márgenes en productos con altas cifras de rotación y costes de producción ya amortizados. En lugar de reducir precios para liquidar existencias, Intel está optimizando beneficios en sus series anteriores, incluso con la llegada de la nueva generación.
Coincide con el lanzamiento de Arrow Lake
Estas subidas llegan justo cuando Intel acaba de lanzar sus nuevos procesadores Arrow Lake (Core Ultra 200S). Aunque estos modelos incorporan notables avances técnicos, las críticas por rendimiento mixto y los precios agresivos han hecho que muchos usuarios y montadores prefieran seguir comprando CPUs de generaciones anteriores.
A diferencia de Arrow Lake, que depende parcialmente de fundiciones externas de TSMC, las generaciones previas se fabrican íntegramente con tecnologías Intel 7 e Intel 10, lo que le otorga a la compañía mayor control sobre los costes y los márgenes de producción.
Aumentos mayores en Asia que en EE. UU.
En mercados asiáticos, las subidas alcanzan entre el 15 y el 20% según el modelo, mientras que en Estados Unidos el impacto se limita a incrementos de en torno al 10%. Este desequilibrio refleja un ajuste regional donde Intel busca maximizar beneficios en los mercados con mayor rotación de CPUs OEM y ensamblados.
La medida ha generado cierta frustración entre los consumidores, que esperaban que los precios de las generaciones anteriores bajaran tras el lanzamiento de Arrow Lake. Sin embargo, la empresa parece centrada en proteger su rentabilidad y financiar la inversión en nuevos nodos y productos, incluso a costa de sacrificar temporalmente competitividad en precio.
Vía: TechPowerUp