
Amazon Games apuesta por lo excéntrico y lo cooperativo con King of Meat, un título que mezcla la acción más desenfrenada con la construcción creativa y el humor más macarra. Desarrollado por Glowmade, este curioso experimento televisivo nos lanza de cabeza a un concurso sangriento en el que la carne y la gloria son las divisas del espectáculo. Lo que a simple vista podría parecer otro plataformas caótico más, esconde bajo su piel un sistema de progresión profundo, un editor de niveles sorprendentemente potente y una ambientación que, sin dejar de ser caricaturesca, demuestra un nivel de mimo digno de producciones mucho mayores. Os podéis unir a las tortas tanto con PC como en PS5 y Xbox Series desde el día 7 de octubre.
Un universo de vísceras y aplausos
El mundo de King of Meat se construye como un programa de televisión retorcido, en el que los concursantes (y por lo tanto, nosotros) compiten por entretener a una audiencia hambrienta de sangre y espectáculo. La idea no es nueva, pero aquí está ejecutada con un descaro y una energía que contagian. Desde el primer minuto, las pantallas llenas de anuncios absurdos, los presentadores estridentes y la constante sensación de estar dentro de un reality show infernal dan forma a una atmósfera que, entre lo grotesco y lo cómico, te acaba ganando por su apuesta desmedida por el humor.
Visualmente, King of Meat no aspira al realismo ni falta que le hace. Su dirección artística combina el gore caricaturizado con un sentido del humor casi de dibujo animado. Es un mundo que rezuma energía y que, pese a lo grotesco, resulta tremendamente agradable de habitar. La estética de programa televisivo se plasma en cada interfaz, cada transición y cada detalle del HUD, reforzando la sensación de espectáculo constante.
Los menús de tienda, las pantallas de progresión o los sistemas de desbloqueo no son simples interfaces: están integrados en un pequeño ecosistema de personajes extravagantes y encantadores, diseñados con un mimo que desborda creatividad. Cada encuentro con ellos destila humor, expresividad y una sensación de autenticidad difícil de fingir. Es imposible no notar que los desarrolladores se lo estaban pasando en grande mientras daban vida a este circo de carne y acero: los gestos, los sonidos y hasta los fondos animados transmiten una energía juguetona que convierte la gestión más banal en una experiencia llena de carácter (aunque igual el inicio se puede hacer un poco largo con tanto diálogo).
Mención aparte merece el trabajo de localización y doblaje, que roza la excelencia. Todo el elenco de voces en castellano brilla con una entrega admirable, elevando aún más la experiencia. Cada línea de diálogo, cada comentario sarcástico, cada chascarrillo del peculiar Billy Sierrín, transmiten una personalidad única que ayuda a que el universo del juego cobre vida con una fuerza inesperada. Y todo ello aderezado con unas animaciones 2D deliciosas, llenas de exageración y ritmo, que convierten cada transición y cada cinemática en un pequeño festín visual.
Saltos, golpes y algo de caos
La jugabilidad de King of Meat se reparte entre tres grandes pilares: el plataformeo, los combates y los rompecabezas. Cada mazmorra mezcla estos elementos en proporciones diferentes, proponiendo pruebas que van desde carreras contrarreloj llenas de trampas hasta combates multitudinarios o acertijos espaciales que obligan a detenerse un segundo y pensar.
El control es accesible, casi arcade. Los ataques básicos y los movimientos especiales fluyen con naturalidad, pero el feedback del combate a veces se siente demasiado liviano para lo mucho que el juego insiste en él. Las colisiones carecen del impacto que uno esperaría en un título de este tipo, y el plataformeo peca de impreciso debido al tamaño y peso de los personajes. Sin embargo, la variedad de armas, combos y habilidades especiales, junto a un sistema de progresión plagado de desbloqueos, hace que siempre haya algo nuevo que probar o dominar.
Y cuando consigues que todo fluya, que un salto se encadene con un combo y la pantalla se llene de vítores y efectos, el juego brilla de verdad. No es que sea una perfección técnica: los controles son simples y accesibles, pero eso es justamente lo que hace que quieras seguir jugando, repetir la partida una y otra vez, experimentar con movimientos y combos, y disfrutar del caos sin frustrarte demasiado.
Diseñando el caos
El verdadero corazón de King of Meat late en su modo creativo, una herramienta sorprendentemente completa que permite a los jugadores construir sus propias mazmorras y compartirlas con la comunidad. Aquí el juego alcanza su punto de mayor libertad y ambición. Con un sistema lógico muy intuitivo, cualquiera puede crear desde simples circuitos de trampas hasta auténticos laberintos de tortura.
Lo más impresionante es que todo lo que se puede jugar, se puede construir. Cada elemento del modo historia puede integrarse en nuestras creaciones: plataformas móviles, mecanismos enlazados, generadores de enemigos o trampas con temporizadores. Las posibilidades son casi infinitas, y la sensación de ver a otros jugadores sufrir tus invenciones resulta tan gratificante como superar las suyas.
Además, el juego incentiva la creatividad mediante un sistema de valoraciones y recompensas que desbloquean nuevas piezas decorativas o estructuras. En un mercado saturado de experiencias cooperativas, este modo supone el gran diferenciador del título y podría sostener su longevidad si la comunidad responde con el entusiasmo que merece.
Aunque su propuesta es sólida, King of Meat depende en buena medida de su comunidad. Es un juego que cobra sentido cuando se comparte. Las misiones en cooperativo para hasta cuatro jugadores son caóticas, hilarantes y, sobre todo, muy divertidas cuando el grupo se coordina.
Nuestras conclusiones sobre King of Meath
Técnicamente cumple con creces: los tiempos de carga son rápidos, el rendimiento es estable y el crossplay entre plataformas garantiza una base de jugadores sana desde el primer día. Y sobre todo, se agradece la honestidad del modelo de negocio: sin loot boxes, sin pay to win, sin artificios. Todo se desbloquea jugando, como debe ser.
King of Meat es una de esas rarezas que aparecen sin hacer demasiado ruido, pero que esconden bajo su humor grotesco y su caos cooperativo un trabajo lleno de cariño, personalidad y visión. Es un título que grita “premium” por cada poro: su doblaje, su dirección de arte, sus animaciones y su ambición creativa lo colocan por encima de muchas producciones más mediáticas.
Cierto es que su combate no termina de brillar tanto como debería y que el plataformeo tiene margen de mejora, pero su propuesta general funciona. Es divertido, rejugable y, sobre todo, honesto consigo mismo. Su mayor reto será mantener viva la chispa a través de su comunidad, pero si lo consigue, tiene potencial para convertirse en un referente dentro de los juegos cooperativos de creación y acción.
Agradecemos a Amazon Games la confianza depositada en nosotros al cedernos una clave de KING OF MEAT para la elaboración de su análisis en PC
Fanáticos del Hardware otorga la medalla de BRONCE a KING OF MEAT
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