
Según información publicada por Electrek, el fabricante chino BYD lleva más de una década investigando baterías de estado sólido, una tecnología considerada el siguiente gran salto en almacenamiento energético. La compañía prevé instalar sus primeras unidades de prueba en vehículos de demostración en 2027, con el inicio de la producción en serie previsto para 2030.
Una década de desarrollo y pruebas internas
BYD, actualmente líder mundial en movilidad eléctrica, ha confirmado que mantiene en desarrollo células prototipo con capacidades de 20 Ah y 60 Ah, que se encuentran en fase avanzada de validación. Estas pruebas forman parte de un programa iniciado en 2014 con el objetivo de mejorar la densidad energética, la seguridad y los tiempos de carga de sus vehículos eléctricos.
Según The Driven, algunos vehículos de ensayo, incluyendo el modelo BYD Seal, ya están equipados con baterías de estado sólido funcionales, lo que sitúa al fabricante en una posición ventajosa respecto a otros competidores.
Densidad energética y autonomía récord
Los datos preliminares filtrados apuntan a que las baterías de estado sólido de BYD podrían alcanzar una densidad energética de alrededor de 400 Wh/kg, una cifra muy superior a las de las tecnologías actuales.
Para comparar: las baterías LFP (litio ferrofosfato) se sitúan en 160–180 Wh/kg, las NMC estándar (níquel-manganeso-cobalto) en 220–260 Wh/kg, y las NMC avanzadas alcanzan hasta 300 Wh/kg.
Una batería de 400 Wh/kg permitiría duplicar la capacidad energética por kilogramo, lo que podría traducirse en autonomías de hasta 1.500 kilómetros (932 millas) con una sola carga y tiempos de recarga de apenas 12 minutos, siempre según datos no oficiales.
Un paso clave para la electromovilidad
Las baterías de estado sólido sustituyen el electrolito líquido por uno sólido, eliminando riesgos de fugas, evaporación o sobrecalentamiento. Esto se traduce en mayor seguridad, eficiencia térmica y menor degradación con el uso.
BYD podría beneficiarse de su integración vertical de I+D, fabricación y ensamblaje de vehículos, lo que facilitaría la industrialización temprana de la tecnología, especialmente frente a fabricantes europeos como Mercedes-Benz y BMW, que continúan probando sus prototipos junto a ProLogium y Solid Power, respectivamente.
Coste y producción futura
Aunque los valores de autonomía y carga aún deben confirmarse, si BYD logra alcanzar paridad de costes con las baterías de ion-litio actuales, se consolidará como uno de los principales impulsores del salto comercial hacia el estado sólido en la industria automotriz.
El reto ahora pasa por escalar la producción y mantener la fiabilidad de las celdas a gran volumen, un desafío técnico que marcará la próxima década de la movilidad eléctrica.
Vía: NotebookCheck