
El sector europeo de la supercomputación de alto rendimiento (HPC) acaba de recibir un impulso decisivo con la puesta en marcha oficial de Jupiter, el primer sistema exaescala modular de Europa. Instalado en el Jülich Supercomputing Center (Alemania), este superordenador no solo representa un hito tecnológico, sino también un paso estratégico hacia la soberanía digital en la región.
Potencia de casi un ExaFLOP
Jupiter debuta con un rendimiento de 930 PetaFLOPS en FP64, situándose como el cuarto sistema más potente del mundo en la lista Top500 y el más rápido de Europa. La base de su arquitectura se apoya en la tecnología NVIDIA Grace Hopper, con un módulo “booster” que aporta aproximadamente 793 PetaFLOPS FP64.
Cada nodo de cálculo integra cuatro aceleradores GH200, sumando un total de 23.752 aceleradores distribuidos en 5.938 nodos y 125 racks. Estos aceleradores se caracterizan por su alta eficiencia energética, alcanzando cifras de 60,5 GigaFLOPS por vatio. A nivel de consumo, la instalación requiere varios megavatios de potencia, reflejando la magnitud del sistema.
Diseñado para la era de la IA
Aunque su capacidad en cálculos tradicionales es sobresaliente, Jupiter ha sido concebido principalmente para cargas de trabajo de inteligencia artificial. En el formato FP8, el preferido para IA, la máquina ofrece más de 90 ExaFLOPS de rendimiento.
Esto le permitirá abordar tareas críticas como modelado climático, simulaciones de materiales, investigación biológica y aplicaciones de gran escala en IA. Además, contará con un módulo de inferencia denominado Jarvis, pensado para acelerar el despliegue y servicio de modelos.
Inversión estratégica y soberanía digital
El coste inicial de construcción de Jupiter ronda los 500 millones de euros, pero los planes europeos ya contemplan una expansión mucho más ambiciosa. Se habla de inversiones de hasta 60.000 millones de euros hasta 2030, con la creación de 13 centros de datos especializados en IA y complejos de escala industrial.
Los responsables subrayan que este esfuerzo no es solo tecnológico, sino también estratégico para mantener la infraestructura crítica en suelo europeo, evitando la dependencia de proveedores externos en la nube y garantizando independencia en investigación y desarrollo.
Un ancla para la HPC europea
Con Jupiter, Europa no solo suma un superordenador de clase exaescala, sino que envía un mensaje claro: apostar por una plataforma eficiente en energía, puntera en IA y diseñada para impulsar la competitividad global. Jülich se perfila como candidato principal a futuras expansiones, reforzando su papel como núcleo de la supercomputación en Europa.
Vía: TechPowerUp