En las profundidades del Atlántico, donde el océano se confunde con el cielo y las leyendas se mezclan con los sueños de un grupo de estudiantes, surge Guayota. Un juego independiente que nos lleva a las paradisíacas Islas Canarias, pero con un tono mucho más misterioso. Este título busca sumergirnos en un mundo donde el mito y la historia se entrelazan en una experiencia que, aunque prometedora, no termina de alcanzar todo su potencial.
Desarrollado por el equipo de Team Delusion y publicado el 13 de agosto tanto para PC como para Switch, Guayota viene a contarnos un pequeño fragmento de una historia de nuestro país que quizá merecía la pena un poco de foco.
A bordo de una buena premisa
Y es que la premisa del juego es, sin duda, intrigante. Nos encontramos en el año 1506, formando parte de una expedición española que ha dado con la mítica isla de San Borondón, un lugar que aparece y desaparece en el mar según las leyendas. Como protagonista, debemos desentrañar los misterios de esta tierra ancestral, guiados por la luz de nuestra antorcha en un entorno que parece sacado de los relatos más oscuros de la mitología guanche.
El juego se presenta como un título de puzles con una perspectiva cenital, donde resolveremos salas a medida que recabamos información sobre mitos y leyendas. Aquí, Guayota logra capturar una atmósfera singular. El uso de la luz y la sombra es muy efectivo, creando una sensación constante de estar atrapados entre dos mundos: el real y el espectral. Esta dualidad (tanto visual como mecánica) es uno de los puntos fuertes del juego, ya que cada nivel se convierte en un rompecabezas a dos niveles. Alrededor de su mecánica principal (mover piedras y rebotar lásers de colores) crea todo su discurso.
La dificultad de los rompecabezas aumenta progresivamente, requiriendo un enfoque meticuloso y una mente abierta a la experimentación. Si bien la satisfacción de resolver un puzle complicado es innegable, no se puede ignorar que algunos desafíos parecen diseñados para frustrar más que para divertir. El constante ir y venir entre el mundo real y el espiritual añade una capa interesante de estrategia, pero también puede volverse repetitivo, especialmente cuando la solución no está clara y el ensayo-error se convierte en la única forma de avanzar.
Un juego de luces y sombras
Tampoco me entendáis mal, el diseño de los puzles es, en su mayor parte, ingenioso. De esos que te sacan media sonrisilla traviesa cuando descubres cómo se resuelve. La dificultad aumenta considerablemente, vale. Pero el juego no es tan largo como para volverse insufrible ni nada similar. De hecho, la frustración viene muchas veces de la falta de opciones de calidad de vida. Aquí es donde quizá se nota más el carácter primerizo del título. La ausencia de opciones para volver a un nivel anterior o para obtener pistas limita la accesibilidad del juego, algo que podría alejar a aquellos jugadores que buscan una experiencia más fluida. En especial, aquellos que vengan atraídos por su historia y apartado visual.
Porque a lo que en lo visual se refiere, Guayota logra impresionar con su manejo de la iluminación y su ambientación. Los escenarios están bien diseñados, y la oscuridad juega un papel fundamental en la construcción de la atmósfera. Se aprecian mucho los esfuerzos por crear una estética única… Pero por desgracia, los niveles acaban por parecerse demasiado entre sí. Esto, combinado con una paleta de colores que, aunque efectiva, resulta limitada, hace que la variedad visual del juego se sienta insuficiente para mantener la frescura a lo largo de la aventura.
Por otro lado, la narrativa es uno de los aspectos que más logró sorprenderme. Ya que no suele ser algo habitual en el género. La historia de San Borondón y la mitología guanche se despliegan a medida que resolvemos puzles y avanzamos por los templos, ofreciendo un trasfondo rico y bien investigado que añade profundidad al juego. Ahora bien, el ritmo de la narrativa puede sentirse entrecortado, especialmente cuando nos encontramos atascados en un puzle por más tiempo del deseado. Aunque el juego intenta crear una conexión emocional con la historia a través de los descubrimientos que hacemos en cada nivel, se nota que ha sido puesta como un añadido más que un foco principal. Y creo que tenía peso y potencial para ocupar la portada.
Nuestras conclusiones sobre Guayota
Como veis, muchos de los grandes aspectos positivos del título tiene una contrapartida imposible de resolver. Creo que ofrece una premisa interesante y un enfoque original, especialmente para aquellos interesados en la mitología y las historias poco exploradas en los videojuegos. Sin embargo, su potencial se ve empañado por una ejecución que, si bien es correcta, no llega a brillar como podría.
Con una jugabilidad que se vuelve repetitiva y una dificultad que a veces roza lo injusto, Guayota es una experiencia que promete más de lo que entrega. Sin embargo, creo que es meritorio entregar un primer juego que tiene tanto potencial para una secuela. Creo sinceramente que su mayor virtud son las ganas que desprende por contar algo nuevo y hacer algo diferente. Con la experiencia adquirida, los recursos necesarios y el tiempo suficiente, me encantaría volver a experimentar la mitología guanche de la mano de este equipo de desarrollo.
Agradecemos a Team Delusion la confianza depositada en nosotros al cedernos Guayota para su análisis
Fanáticos del hardware otorga la medalla de BRONCE a Guayota
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