
EuroGamer ha puesto a prueba el procesador de AMD que se suele encontrar en las consolas Xbox. En un sigiloso lanzamiento en 2021, AMD lanzó el kit de sobremesa 4700S, al que siguió la introducción del modelo 4800S un año después.
Ambos kits se basan en hardware de consola que no resulta del todo funcional, lo que afecta sobre todo a los gráficos integrados. Aunque las APUs de Xbox y PS5 podrían considerarse opciones de APU de «gama alta» para la informática diaria, su obsoleta arquitectura Zen 2, la falta de optimizaciones y la limitada capacidad de la plataforma presentan algunos inconvenientes.
El AMD 4800S, a diferencia del 4700S, utiliza la APU Xbox Series X, con un gran procesador con 8 núcleos Zen 2 y 3328 núcleos GPU RDNA 2, que desafortunadamente han sido deshabilitados. Un número significativo de estos procesadores se fabricaron con gráficos defectuosos que no cumplían los estándares de AMD y Microsoft para la Series X. En lugar de descartar dichos chips, AMD decidió construir toda una plataforma de sobremesa en torno a la APU, poniéndolos a disposición de algunos usuarios.
El 4800S ofrece una importante mejora con respecto al 4700S, sobre todo en términos de ancho de banda PCIe y disponibilidad de interfaces actuales. A diferencia del Kit 4700S, que carecía de una ranura M.2 para almacenamiento rápido, el Kit 4800S cuenta con dos ranuras M.2, una para almacenamiento y otra para una interfaz WiFi opcional. Además, la ranura PCIe ahora ofrece más ancho de banda, ya no limita el rendimiento gráfico a las especificaciones PCIe Gen2 x4, sino que utiliza la interfaz Gen4 x4.
El 4800S aborda dichas limitaciones, ofreciendo el doble de puertos SATA, una ranura NVMe, un mejor disipador y, aunque el ancho de banda de la GPU sigue siendo limitado, la interfaz 4x PCIe 4.0 permite obtener buenos resultados con tarjetas gráficas de gama alta.
Curiosamente, el 4800S emplea un tipo de memoria diferente al de la mayoría de los actuales sistemas de sobremesa. Al igual que el 4700S, recurre a la memoria GDDR6 (con 16 GB de capacidad), que presenta sus pros y sus contras. Aunque ofrece el doble de ancho de banda que la memoria DDR4, la latencia sigue siendo un problema importante, lo que explica en parte por qué la memoria GDDR6 no se utiliza habitualmente para tal fin.
En términos de rendimiento, la APU que funciona en una consola suele potenciar hasta 3,6 GHz todos los núcleos, reservando uno de ellos para las funciones básicas del sistema. En cambio, la versión de sobremesa puede alcanzar los 4,0 GHz, funcionando más como un procesador Zen 2 estándar con frecuencias variables, lo que se traduce en un incremento de la velocidad del 11% según el análisis de EuroGamer.
Si comparamos el 4800S con dos CPUs Zen 2, el Ryzen 5 3600 (con mayor caché que la APU Xbox) y el Ryzen 7 PRO 4750G con una jerarquía de caché similar, el rendimiento en juegos se sitúa entre ambas APUs. Sin embargo, resulta significativamente inferior al Ryzen 5 7600 basado en Zen 4, que a menudo ofrece el doble de framerate. El analista también probó el 4800S con gráficos RX 7900 XTX, que mostraron una tendencia similar.
Desafortunadamente, el 4800S apenas se encuentra disponible, e incluso obtener una muestra para llevar a cabo dicho análisis resultó muy complicado. Como resultado, la recomendación es no adquirir este kit de sobremesa, especialmente teniendo en cuenta la disponibilidad de alternativas más económicas y potentes en el mercado.
No obstante, el 4800S sigue resultando un concepto interesante que podría haber sido una valiosa adición a la familia de CPUs AMD si hubiera estado más ampliamente disponible en 2022, como se mencionó inicialmente.
Vía: VideoCardz